Las penas con pan…

Ya me gustaría, ya, que la realidad me dejara escribir sobre algo que sabe a dulce, pero como reza el rizo o se eriza el erizo, la realidad se impone brutalmente. Mi primera intención era la de escribir sobre esa crónica blanca que…

Creo, sí creo

Mónica Urgoiti ArísteguiMónica Urgoiti Arístegui

Este mes de julio, el tema de portada de la revista está dedicado al “I Plan Estratégico para la igualdad entre Mujeres y Hombres en Andalucía, 2010-2013”, que es un instrumento directo de la Ley de Igualdad aprobada en el 2007.  Pero, ¿por qué hemos querido traer a nuestras páginas un plan que, según muchos, no aporta nada nuevo al texto de mayor rango?
 
Parafraseando las palabras de Micaela Navarro al inicio del documento: “Eliminar la discriminación por razón de sexo, no es sólo una cuestión de justicia, sino también una apuesta estratégica de desarrollo (…) que incide muy directamente en la calidad de nuestra democracia”. Leyendo este breve texto cualquier español estaría de acuerdo, al menos en la teoría, de la necesidad de establecer unas pautas, de dotar a la sociedad de una herramienta que nos sirva para lograr dicha igualdad, que por otro lado debería estar establecida de manera natural.
 
Ante este nuevo reto, he salido a la calle. He preguntado a la gente que me encontraba en las calles de Sevilla, en sus bares, en los autobuses, en la cola del super. Ciudadanos de cualquier raza, credo y edad, qué pensaban ellos sobre el tema de la “Igualdad entre Mujeres y Hombres”. Menuda sorpresa me he llevado.
 
No voy hablar de porcentajes (porque soy de letras), ni voy a dar nombres ni datos personales, pero sí deciros que el resultado me inquieta. Desde ideas como, -¿y por qué la mujer ha de tener las mismas oportunidades que un hombre si no se lo han ganado?. Cuando lleven tantos años como nosotros trabajando, que exijan igualdad-. ¡Qué miedo!. No menos chocante, por calificarla de alguna manera, es la que me decía una señora en la sevillana línea C3 de autobuses: -me gustaría saber por qué la mujer está tan contenta con la igualdad, yo tal y como están las cosas preferiría volver a la época en la que la mujer se dedicaba a la casa, a sus hijos y marido. Te levantas y vas a trabajar en un puesto igual que un hombre pero cobrando menos pero claro has dejado todo preparado antes, comidas, desayunos, meriendas,  sales corriendo de tu horario completo y partido para dirigirte a recoger a tu hijo, llevarle al parque y disfrutar de tu hijo jugando no puedes porque estas cansada y ya es tarde…- Me pasé mi parada y volví andando, necesitaba respirar.
 
Menos mal que también me he encontrado con opiniones como, -creo que de alguna manera la sociedad debe de eliminar el concepto de que no servimos para nada. Tanto la mujer como el hombre son inteligentes y muy productivos así que creo que deben tener los mismos derechos en todo. Aunque son de diferente manera de pensar y vivir, en relación a las responsabilidades de trabajo somos las mujeres tan capaces como los ellos.-
 
Con esto no quiero criticar a esa parte de la sociedad, sólo quiero poner de manifiesto la necesidad de una ley que nos facilite y nos guíe en este momento lleno de opiniones desiguales y muy variadas. Creo que hay falta de información. Creo que no está calando en la sociedad el mensaje. Los medios de comunicación tenemos una obligación que es trasmitir la información de manera clara y sencilla. Socializar el mensaje para que llegue a todos los puntos de nuestra geografía.
 
Partiendo de que el hombre y la mujer no son iguales, ni de que la igualdad sólo es “cosa de mujeres”, debemos reeducarnos y reeducar a las siguientes generaciones para que no se pierda el 40% de potencial intelectual, habilidades de comunicación y responsabilidad ante un puesto de trabajo. Está claro, hombres y mujeres no somos iguales, pero creo, sí creo, que debemos ser tratados en igualdad y todas las herramientas que nos faciliten deben ser tenidas en cuenta.
 
Mónica Urgoiti Arístegui

Las “tres i” de la televisión

Más de las tres cuartas partes de los españoles se harán la misma pregunta que yo cuando, mando en mano, nos disponemos a buscar en la televisión algún programa, serie, película que capte nuestra atenció…

Las “tres i” de la televisión

Mónica Urgoiti ArísteguiMónica Urgoiti Arístegui

Más de las tres cuartas partes de los españoles se harán la misma pregunta que yo cuando, mando en mano, nos disponemos a buscar en la televisión algún programa, serie, película que capte nuestra atención: ¿Qué he hecho yo para merecerme una tele como esta? Esa pregunta cobró un sentido especial, se elevó a la “n” potencia del absurdo cuando, haciendo zapping, y por arte de la mala suerte, caigo en un programa de la Cuatro que se llamaba “21 días… fumando porros”. Vamos que lo mismo se podía llamar 21 días destrozándote la vida o haciendo el soplagaitas, por ser más respetuosa con el lector o lectora que Don José Camilo Cela. Una periodista que según su currículum, muy bueno por cierto, se podía dedicar a hacer más labores de investigación y menos el “ridiculum”. Perdonad la gracia pero es que maldita sea la ídem del programita. Se me ocurren 21 mil maneras mejores de hacer periodismo y del bueno.
 
Ante el estupor de saber las artes de esta reportera, pregunté a varios profesionales del periodismo en activo su opinión sobre dicho programa y me quedo con la reflexión del gran Rafael Martínez Simancas, un monstruo en lo suyo, que dice (y yo suscribo): «Degradar el oficio de informador, (ya bastante desprestigiado), a niveles de todo vale por la audiencia me parece cuando poco detestable. Lo cuál no quiere decir que no le reconozca un mérito extraordinario a la compañera que hace esa información puesto que por perseguir la noticia se está quitando la vida. Me pregunto si un buen banquero para serlo debería también pedir dinero en la calle, en este caso en «la puta calle», o si un Premio Nobel de la Paz debería participar en una lapidación para conocer el alcance de la maldad del ser humano. Y, si para llegar a santo hace falta pasar por la categoría de genocida. No descartemos grandes momentos de la televisión cuando arrojen reporteros desde aviones para escuchar su narración mientras caen al vacío».
 
Pero no quiero caer en la crítica fácil hacia ese programa y su presentadora, pues al fin y al cabo no es más que un producto de una cadena de televisión y de una productora a la que no quiero dar más publicidad. Se bastan solitos. Mi reflexión va un poco más allá, ¿por qué nos aburre la tele?. ¿Debemos los periodistas exponernos y hacer este tipo de cosas para demostrar nuestra valía? Lo que se llamaba caja tonta ahora además es “idiota”. Poco inteligente, menos imaginativa y cero instructiva. Para ver un programa que contengan esas “tres i” tenemos que trasnochar. Entre el fútbol, el tenis, Informe Semanal, algún debate y los documentales debe haber algún otro programa de interés, ¿no?. Hoy día hasta se echan de menos programas como La Clave, La máquina de la verdad, conducidos por profesionales de los medios y no por Grandes Hermanos o familiares de.  Pensábamos, los incautos televidentes, que con la llegada de la famosa TDT íbamos a poder disfrutar de una televisión de mayor calidad, y pasado unos meses, sólo ha cambiado en que tenemos más canales basura, pero no más calidad. Si queremos ver algo de interés, debemos seguir pagando por ello. También están las televisiones de pago, que nos ofrecen lo más parecido a una televisión a la carta. Pero claro, dejándonos en el camino una cuota mensual. ¿Será una solución a este problema, de la caja más tonta que nunca, la llegada de la televisión en Internet? Fácil se lo están poniendo.
 
Hoy en día, ¿qué programa hace que permanezcas atento más de diez minutos?. El que lo consigue es, o bien porque despierta el morbo, o porque te despierta el libido o porque te has quedado dormido. No hay nadie que se de cuenta de que el Medio de Comunicación más eficaz y directo, junto con la Radio, es la Televisión. ¿O la televisión que tenemos es la que demanda la sociedad? Me niego a creerlo. La televisión no es simplemente el electrodoméstico que adorna el salón y su run-run nos hace compañía.
 
Mónica Urgoiti Arístegui

Madre y trabajadora, por alegrías

Las madres trabajadoras estamos de doble enhorabuena en el mes de mayo. Por la celebración el  día 1 del Día del Trabajador y al día siguiente, el de la Madre. Visto así suena a fiesta, pero…  Los dat…

Madre y trabajadora, por alegrías

Mónica Urgoiti ArísteguiMónica Urgoiti Arístegui

Las madres trabajadoras estamos de doble enhorabuena en el mes de mayo. Por la celebración el  día 1 del Día del Trabajador y al día siguiente, el de la Madre. Visto así suena a fiesta, pero…  Los datos no son muy halagüeños: La tasa de paro femenino en España es la segunda mayor de la Unión Europea (UE) con un 18,9 %, por detrás de Letonia… Aun así deberíamos celebrarlo Otros datos, los que ha aportado recientemente UGT, el sector privado «continúa siendo reacio a contratar mujeres», ya que en este sector trabajan 81.500 mujeres menos que hombres, mientras que en el sector público suponen 18.200 más… Aun así deberíamos intentar celebrarlo.
 
La prostitución reporta a las mafias más beneficios que la droga. Entre el 85 y el 90% son extranjeras y de países empobrecidos… ¿Aun así deberíamos celebrarlo?  Mujeres asesinadas a manos de sus parejas en lo que va de año: 25 mujeres. Con estos datos se le quitan a una las ganas de festejos y celebraciones.
 
Sin embargo me resisto a no ver una luz al final del túnel. De los varios “túneles” que las mujeres tenemos abiertos.
 
Debemos ser capaces de alegrarnos, debemos intentar buscar el lado positivo de ser mujer, madre y trabajadora. Amarrémonos con fuerza a esas pequeñas cosas que hacen que, día a día, tengamos cierta sensación de bienestar.
 
Una buena compañía, que bien puede ser una persona, como un libro o una película o buena música. Démonos un paseo, contemplemos el mar, el cielo, la naturaleza,  o simplemente, sentémonos a ver la vida, a tomar un respiro para seguir remando.
 
¿Por qué no buscar en esos pequeños momentos nuestra luz al final del túnel? son suficientes motivos para alegrarnos, para reencontrarnos con el 1 de mayo y hacer una gran fiesta el Día de la Madre. Celebremos ser madres y trabajadoras. Mayo es el mes de las flores y  nosotras somos nuestro mejor jardín.
 
Mirar a vuestro alrededor, en vuestra familia. Seguro que existe un motivo para celebrar, o al menos para pensar en positivo, que no hay situación que dure cien años. Que tirar la toalla no es plato de gusto de nadie, y aunque a veces creemos que es la única solución, “bájate de tu vida” y tómate un respiro, que siempre hay un atisbo de esperanza para pensar que mañana seguro será mucho mejor.
 
Yo encuentro esa “luz” cuando veo dormir a mi hija Carlota. Su respiración tranquila me tranquiliza. Es entonces cuando me doy cuenta de que soy madre y mujer trabajadora, de que he tenido la suerte, de en este momento de desempleo y de incertidumbre, no sólo trabajar, si no de hacerlo en lo que me gusta. Me siento afortunada. Pero soy consciente de que no todas las mujeres tienen la misma suerte.
 
Por ellas, debemos tender lazos, abrir caminos y echar cables. Por ello, por ellas… vamos a celebrarlo.
 
Mónica Urgoiti Arístegui
monicaurgoiti@mujeremprendedora.net

Un brindis

Mónica Urgoiti ArísteguiMónica Urgoiti Arístegui

Me lo van  a permitir, por ser la primera vez. Utilizar las palabras de otro es un recurso muy manido en nuestra profesión, y caer en la tentación, muy fácil, pero la frase que Charles Darwin escribió hacia 1838 explica mi leif motiv: «No es el más fuerte de la especie el que sobrevive, ni tampoco el más inteligente; es el que mejor sabe adaptarse a los cambios»… Y para cambio el que he vivido, junto con mi familia, recientemente. Cambio de ciudad, de acento. Cambio de trabajo, de vida, de hogar y hasta de clima. Cambios todos ellos que me sirven de acicate, de mejoría, en lo personal y en lo profesional. Todo cambio lleva consigo una inseguridad, una incertidumbre, pero también, un reto, una ilusión. Los cambios nos hacen mejores, ganamos en confianza, en amigos, en sabiduría. Crecemos y aprendemos. Aprendemos a valorar lo que dejamos en nuestro lugar de procedencia, los buenos amigos, los buenos recuerdos y lo vivido, pero también nos ayuda a apreciar lo nuevo, nuevas vivencias, nuevos amigos.
 
En este mi cambio, yo juego con ventaja. Manuel Bellido y su equipo me lo han puesto fácil. Cuando, Manuel, me hizo la propuesta, por mi cabeza pasaron muchísimas ideas. Os podéis imaginar. Conocía la revista desde hacía tiempo, y había visto como se iba transformando, modernizándose, en función de la demanda del lector, nuestro fiel lector. Sabía que era un «buen producto» y que podía aportar mi granito de arena para que su devenir fuera el que él se fijó hace más de una decena de números. Empaqueté mis cosas, las de mi hija, mis dos perros y mis más de 200 cajas de libros, una de mis pasiones,  confesables, y me vine en un día que jarreaba en Sevilla. Pero, la ciudad, me ha enamorado. Su gente, amable, risueña y trabajadora, ha echado por tierra el mito de que aquí no se trabaja. Se trabaja, y tanto.
 
En este, mi primer mes, he aprendido mucho. He escuchado mucho. Mujeres, trabajadoras todas ellas que buscan sacar sus empresas con sudor y, porqué no decirlo, muchas veces hasta con lágrimas. Mujeres y hombres que no lo han tenido fácil, pero que arriman el hombro para lograr adaptarse a un momento de crisis económica. Uno de los peores vividos en España, en el Mundo en general. Momento en el que todos debemos poner nuestro esfuerzo para lograr salir adelante y, que cuando miremos hacia atrás, podamos decir con seguridad, yo he sobrevivido porque he sabido adaptarme a los cambios y con ello he mejorado. Y ahora, contáis con mis manos, mis hombros y mis piernas, pero sobretodo, contáis con mi ilusión, mi ánimo.
 
Me permito el lujo de ofrecer esta revista a aquellas mujeres, y también a aquellos hombres, que alguna vez han sido tachados de  «locos» por tener una idea, por ser emprendedores. Porque emprender significa acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad; pero estos «locos», son los que hacen que las sociedades cambien, avancen y mejoren. Invito a «venir» a esta publicación, a las asociaciones empresariales femeninas, que con sus iniciativas han ayudado a otras mujeres a mejorar sus condiciones como mujeres trabajadoras, a  las empresarias y a las mujeres del ámbito rural, que tanto unas como otras saben lo que es recibir un no por ser mujer y se han sobrepuesto y han logrado sacar adelante sus proyectos. A todas las mujeres, en general, que sientan pasión por lo que hacen. Hago un guiño a aquellos hombres, que cada vez en mayor número, aunque falta mucho todavía, pero hacen de la conciliación un problema/solución común.
 
Brindo por todas ellas y todos ellos. Brindo por la osadía y por la valentía. Brindo por Sevilla en Semana Santa y en Feria. Por la alegría de los andaluces y la sensatez de sus plegarias. Brindo por el equipo de Mujeremprendedora y doy un fuerte abrazo a Gloria Bellido, que con sus palabras, mes a mes, me han convencido.
 
Estoy donde quería estar.
 
Mónica Urgoiti

Un brindis

Me lo van  a permitir, por ser la primera vez. Utilizar las palabras de otro es un recurso muy manido en nuestra profesión, y caer en la tentación, muy fácil, pero la frase que Charles Darwin escribió hacia 1838 explica…

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