Madurar
Llega el temido mes de junio para los estudiantes. Un mes en el que se fragua todo el trabajo de un año. En el que te arrepientes de no haber tenido más constancia, de no haber sido hormiguita trabajando poco a poco y cada día. Y e…
Viajar
Desde pequeña mi sueño era pasar la vida viajando. Transportarme a otros lugares, otras culturas; conocer otras gentes… No sé en qué medida hasta el día de hoy he completado mi sueño. Cuanto menos he dis…
Merecer
Ya empezamos a ver el sol. Cierto es que esperábamos con anhelo el final de los días tristes y grises. Aunque con los primeros rayos me llegó una noticia de las que te dejan el corazón helado. Un amigo nos sorprendió …
Esperar
Cuando desperté esta mañana fue lo primero que vino a mi mente: esperar. Hay momentos en nuestra vida en los que sólo podemos ejercer el oficio de agricultoras. Limpiamos la tierra y la preparamos para la siembra. Plantamos la semi…
Igualar
Me pedí para los Reyes la nueva Gramática de la Real Academia. Como no me la han traído, aprovecharé para emitir una queja contenida desde hace muchos años. Algo así como utilizar mi derecho al pataleo. Vivimos…
Acariciar
El final de esta palabra fue abortar, pero todo comenzó con una caricia. Una caricia en tu piel que te hizo palpitar y te hizo sentir la mujer más hermosa del mundo. Y una caricia que yo quiero enviar a todas aquellas que os encontr&aacu…
Doler
Casi despidiendo el verano y ya hemos llegado al final del año. Ya estamos abrumados con los preparativos de las fiestas, las compras, los regalos… Intentando vivirlo todo poniéndole ilusión y alegría, aunque diversas cir…
Retocar
Ahora que ha empezado el mal tiempo me acuerdo del verano, de los días de playa, y alguna que otra vez recurro a las fotografías tomadas en las vacaciones para recrearme durante unos instantes. Cada año, a principios de verano, al…
Aprobar
Llegó julio, se acabaron los exámenes y nos han dado las notas. Ya no hay nervios, ahora quedan las alegrías por el buen trabajo realizado o los llantos.Los adultos, aunque no estemos estudiando nos enfrentamos cada día a esa escuela de la vida. Es curioso, pero todos o casi todos, en nuestra época de estudiantes estábamos deseando ser mayores para trabajar, tener dinero, vivir nuestra vida y hacer lo que nos diera la gana.
De trabajar y tener dinero mejor ni hablemos. El hacer lo que nos de la gana es más bien un deseo que pocas veces se cumple. Yo, al menos, no conozco a nadie que lo haya realizado en su totalidad.
¿Y vivir nuestra vida? ¿Qué es vivir nuestra vida? ¿Ser independiente? ¿Llegamos a lo largo de nuestros años a vivir verdaderamente independientes? De jóvenes anhelamos, y es bueno, independizarnos de nuestros padres. Y en un sentido la mayoría lo logramos. ¿Pero vivimos vidas independientes? ¿Vivimos nuestra vida o la que nuestro entorno, nuestra familia, nuestras circunstancias nos permiten y marcan cómo vivir?
A menudo nos encontramos con gente que ha renunciado (seguro que involuntariamente, pero tampoco han hecho mucho para cambiar) a vivir libres. Libres de la aprobación de los demás. ¡Qué triste! No poder decidir, no poder opinar, tener miedo a expresarse por necesitar que alguien siempre apruebe nuestras actuaciones. Se nos olvida que somos responsables de ser lo mejor que podemos ser. No somos responsables de ser otra persona, ni ser como otra persona, ni por supuesto, como otra persona quiera que seamos. Existen verdaderos adictos a la aprobación. Es como esa sustancia que nos ayuda a mitigar el dolor momentáneamente, pero a partir de ahí comienza un ciclo de control en nuestras vidas que puede llegar a ser destructivo. A los adictos no les gusta su vida, pero no pueden afrontar vivirla de otro modo.
La principal condición que se tiene que dar para que esto no ocurra es querernos a nosotros mismos. No quererse a sí mismo y no aprobarse conduce a tremendos problemas emocionales. ¿Andamos con cara mustia, deprimidos, desanimados y abatidos? Si es así, debemos escoger una nueva actitud hacia nosotros. Apartar el miedo a mostrarnos como realmente somos. Si perdemos una relación debido a que le hemos dicho a alguien que no, entonces posiblemente nunca tuvimos una verdadera relación con esa persona. Podemos comprar amigos dejando que ellos nos controlen, pero tendremos que mantenerlos siempre del mismo modo que los obtuvimos. A veces hacemos concesiones en las primeras etapas de una relación para obtener algo o a alguien que queremos. Pensamos que podremos cambiar a la persona más tarde, pero casi nunca funciona de ese modo.
Si nos encontramos en esta situación más vale una retirada a tiempo. Romper una adicción produce sufrimiento, pero merece la pena si con ello conseguimos llegar a ser verdaderamente libres de ataduras.
Lourdes Otero
Periodista