La igualdad, ahora una enfermedad

Acosado por la peor crisis económica que vive el país en los últimos 30 años, el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ha acometido la reforma más profunda de su gabinete en sus seis a&nti…

La igualdad, ahora una enfermedad

Isabel GarcíaIsabel García

Acosado por la peor crisis económica que vive el país en los últimos 30 años, el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ha acometido la reforma más profunda de su gabinete en sus seis años de gestión. Una reforma en la que, contra sus dudosos firmes principios, ha cometido un error innecesario, la supresión del Ministerio de Igualdad creado contra muchos y con la que ha cedido a la presión social para ganar un puñado de votos. Una noticia que ha logrado llenar de ríos de tinta las cabeceras de más de más de un diario, resultando cuanto menos sorprendente porque, como se suele decir, ¡a buenas horas, mangas verdes! Fuera aparte de las críticas y alabanzas de los últimos días a ZP y a Aído, lo cierto es que a muchos nos ha decepcionado la desaparición de un Ministerio reivindicado durante años por las asociaciones de mujeres que, estando en primera línea, había demostrado que la igualdad es cosa de todos, que el feminismo no es más que hacer una sociedad igualitaria entre hombres y mujeres, que simbolizaba más de lo que molestaba (que ya es decir), y que ha llevado al primer plano de la agenda política la Igualdad con mayúsculas. Y todo ello bajo la consigna de austeridad, ya que tan sólo representaba el simbólico coste del 0,3% respecto a los Presupuestos Generales del Estado.
 
Hoy Zapatero ha dado la razón a quienes despreciaban sus funciones; ha demostrado que para él lo que antes era fundamental, ahora sólo es accesorio; ha inhabilitado del Poder Ejecutivo la igualdad como materia; ha quitado peso, entidad y protagonismo a las políticas públicas de igualdad; y ha optado por volver atrás, a 1988, al identificar igualdad con políticas sociales cuando la Igualdad no es un asunto de Asuntos Sociales ni es una enfermedad competencia de Sanidad, cuando las mujeres no somos un grupo vulnerable al que haya que proteger bajo un paraguas social. La Igualdad es un asunto de Justicia.
 
Isabel García

Abstenerse las feas

Ahora ya sé por qué no he logrado presentar cualquier informativo del mediodía. Ni cualquier informativo de la noche. Ni cualquiera de los de primera mañana. Y, ni siquiera, los de madrugada o los del fin de semana. Me falta…

Abstenerse las feas

Isabel GarcíaIsabel García

Ahora ya sé por qué no he logrado presentar cualquier informativo del mediodía. Ni cualquier informativo de la noche. Ni cualquiera de los de primera mañana. Y, ni siquiera, los de madrugada o los del fin de semana. Me falta belleza. Sí, belleza. No necesito ningún máster en televisión, ni dominar idiomas, ni acumular muchas horas de prácticas… y, por supuesto, si me apuráis, no hubiera necesitado ni terminar la licenciatura de Periodismo. Y es que no sería de extrañar que en un futuro, no muy lejano, apareciese un pie de página con el “abstenerse las feas” cuando se busquen presentadoras de telediarios. Helena Resano, Cristina Villanueva, Sara Carbonero, Cristina Saavedra, Marta Fernández, Mónica Carrillo,… ¿alguna fea? Ninguna.
 
Vamos, que si los ingredientes que llevan años vendiéndonos de objetividad, credibilidad, neutralidad y, entre otros, rigurosidad los mezclan con una cara guapa y joven, por su puesto, mejor que mejor. Pero claro, una cara guapa femenina, no nos confundamos. Porque aquello que nos cuentan en la facultad de que en el mundo de la televisión la apariencia externa del producto es determinante parece medirse con un doble rasero, el de los hombres y el de las mujeres. Soy consciente de que en ningún caso la profesionalidad y la juventud o belleza están reñidas, pero esta característica común, tan llamativa entre las mujeres, no la encontramos tan evidente entre los hombres del telediario. ¿Qué diferencias hay entre la imagen que ha de proyectar una comunicadora de la de un comunicador? ¿Por qué entre las mujeres la juventud parece ser un valor, y entre los hombres lo es la madurez? ¿Es más importante la juventud y belleza en una mujer que en un hombre a la hora de conducir un telediario? Lo que sí está claro es que… jóvenes estudiantes de Periodismo, si sois feas, abstenerse a enviar vuestras candidaturas a televisión, no recibirán respuesta.
 
Isabel García
redaccion@mujeremprendedora.net

Mejor, amigas

Isabel GarcíaIsabel García

Se dice que las mujeres somos nuestras peores enemigas. Se dice que el patriarcado y la educación basada en la competitividad para conseguir al mejor macho de la manada han dado estos frutos. Se dice que la cultura de la dominación masculina nos hace enemigas, divididas. Se dice que las relaciones entre mujeres, entre nosotras, están cargadas de celos, traición y rivalidad.
 
Y ahora, digo yo: ¿por qué si llevamos años pidiendo derechos, exigiendo leyes, reivindicando nuestra autonomía, esforzándonos por ser tomadas en cuenta y defendiéndonos, tenemos que protegernos de un enemigo que habita entre nosotras mismas? Las mujeres tenemos que deconstruir la enemistad entre las mujeres que nos hizo la misma cultura de dominación patriarcal para construir lo que las feministas llaman la sororidad y que no es más que un pacto de género entre mujeres que se reconocen como interlocutoras. Y es que sería muy distinta nuestra realidad si, todas y cada una de nosotras, hiciéramos de la sororidad nuestro estandarte y en lugar de promover rencillas e ignorar la realidad de sumisión en que muchas mujeres se encuentran, implementáramos en nuestro alrededor una actitud de ‘hermandad’ y empatía por las mujeres que nos rodean. Y es que sería muy distinta nuestra realidad si no creyéramos ni aceptásemos la trampa de que las mujeres somos malas amigas, envidiosas y rivales, porque sabemos que históricamente hemos sobrevivido gracias a que contamos con la palabra y el hombro de otra mujer, que, por muy distinta a nosotras que sea, es nuestra igual. Y es que sería muy distinta nuestra realidad si, mejor, fuésemos amigas.
 
Isabel García

Mejor, amigas

Se dice que las mujeres somos nuestras peores enemigas. Se dice que el patriarcado y la educación basada en la competitividad para conseguir al mejor macho de la manada han dado estos frutos. Se dice que la cultura de la dominación mascul…

¿Queremos igualdad?

Isabel GarcíaIsabel García

El pasado mes de mayo Aragón abría la puerta legal de la custodia compartida en España después de que las Cortes aprobaran la primera ley en nuestro país que considera ésta como el régimen preferente que ha de adoptar los jueces en los casos de separación o divorcio cuando no haya acuerdo de los progenitores. Hoy en España se separan o divorcian cada año más de 100.000 parejas y sólo en el 5% de los casos se conceden custodias compartidas; la sentencia al uso atribuye a la mujer el cuidado de los hijos, la utilización de la vivienda y una pensión de alimentos. Con este panorama de fondo, el debate social está de nuevo abierto: ¿la custodia compartida favorece la igualdad entre hombres y mujeres o perjudica a las madres y a los menores? Y mientras tanto yo me pregunto cómo puede ir en contra de un niño el que siga manteniendo un contacto equitativo con ambos progenitores y por qué gran parte del feminismo se muestra contrario a la custodia compartida de los hijos, si al tiempo asume que la única posibilidad de las mujeres, trabajadoras y madres, de tener espacios personales y profesionales es dejar de cargar en solitario con su cuidado y educación.
 
Señoras, señores, que los hijos no son sólo de nosotras, las madres. Que no podemos exigir igualdad en los salarios, en las cúpulas de las empresas o en la realización de las tareas del hogar mientras consentimos que se trate al padre de nuestro hijo como algo ajeno y externo, que paga mensualmente pero que debe conformarse con visitarle un fin de semana de cada dos. Que no podemos utilizar a nuestros hijos como armas en un conflicto del que deben ser alejados. Señoras, señores, ¿cómo vamos a poner obstáculos a aquellos padres, minoritarios pero afortunadamente crecientes, que quieren participar en la corresponsabilidad tantas veces exigida a los hombres?
 
Isabel García

Negocio hipócrita

La prostitución me rompe el corazón, pero me llena el carterón. Así podría resumirse la relación que mantienen diversos medios de comunicación escritos de nuestro país con la prostitución. …

Negocio hipócrita

Isabel GarcíaIsabel García

La prostitución me rompe el corazón, pero me llena el carterón. Así podría resumirse la relación que mantienen diversos medios de comunicación escritos de nuestro país con la prostitución. Medios como El País, ABC o El Mundo que mientras defienden en sus páginas los derechos humanos y luchan contra la trata de personas y el proxenetismo, ingresan en sus arcas por los anuncios de contactos millones de euros cada año a los que parece ser, no están dispuestos a renunciar. Anuncios que con frecuencia esconden la actividad de redes mafiosas que utilizan a la mujer como un mero objeto lucrativo teniendo en cuenta que según los informes policiales entre el 85% y el 90% de las prostitutas de nuestro país son extranjeras, por lo que no es muy difícil deducir que al otro lado del teléfono que aparece en los mismos puede haber un explotador sexual.
 
Es la cara hipócrita de un negocio hipócrita del que ya se han retirado otros diarios como Público, La Razón o 20 Minutos en un momento en el que el debate está más abierto que nunca después de que la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, anunciara el pasado mayo que su departamento está trabajando en “distintas fórmulas” para conseguir la eliminación de estos anuncios de contactos. En un momento en el que las voces de los grupos editoriales implicados hablan de falta de pruebas que evidencien la existencia de esas mafias tras cada anuncio, de viabilidad, de sostenimiento, de crisis económica,… pero nunca del hecho de que esos anuncios existían en la prensa española que presume de seria desde mucho antes de que la crisis se instalara entre nosotros, pero nunca de coherencia editorial. Aquella que falta cuando denuncias en una página lo que anuncias en otra.
 
Isabel García

Y colorín colorado…

‘Blancanieves’, ‘La Cenicien­ta’ o ‘La Bella Durmiente’ se han acabado. Y es que la última misión pedagógica del Ministerio de Igualdad ha convertido a Bibiana Aído en la mala del cuen…

Periodismo
Constructivo