¿Qué quieren los pobres?

¿Qué quieren los pobres? Tener recursos y ‘trabajar’ naturalmente. El trabajo es un bien escaso que debe repartirse entre las personas que quieren y pueden desarrollar un puesto de trabajo. Esta respuesta que compartimos la mayoría de mujeres trabajadoras y empresarias en todo el mundo se convirtió en el objetivo principal de Ela Bhatt, una mujer india que creó y preside la SEWA (Self Employed Women´s Association), algo así como una asociación de mujeres autónomas que funciona desde hace 29 años con la finalidad de dar trabajo a la mujer y evitar su explotación, especialmente en los países subdesarrollados.
 
Ela, al igual que muchas personas que nos inspiran todos los días, justifican más que nunca la existencia de nuestra Fundación de Mujeres Emprendedoras (Fidem), donde la cultura de nuestra organización fomenta el deber de la sociedad de ofrecer un puesto de trabajo a cada persona dispuesta a defenderlo; coordinar la gestión de microcréditos para mujeres que deciden crear su propia empresa con el fin de asumir un proyecto para crear riqueza en nuestro país. Porque el espíritu es el mismo, aquí y allí. El hecho de tener trabajo, sentirnos respetadas socialmente, poder llevar adelante una familia y un negocio, está absolutamente conectado con la libertad para sentirnos con el derecho de poder elegir nuestros proyectos y nuestro futuro, y  tener ante todo independencia económica. Y el medio para conseguirla normalmente es el trabajo. Ela afirma también que es imposible erradicar la pobreza sin la participación de la mujer. De hecho todos sabemos que el mundo sobrevive en gran parte por el trabajo de la mujer y, por eso, organizaciones como la SEWA, se ocupan de buscar recursos y ayudar a emprendedoras, facilitando microcréditos, desarrollando cooperativas y especialmente garantizando derechos que en muchos países no les asisten.
 
Hace unos días se publicó la noticia de que el Consejo de la Abogacía Española acaba de dar un premio sobre Derechos Humanos. Está muy bien, pero los premios sirven de poco si no existe un compromiso detrás de ellos y estaría bien que se fomentara, más si cabe y por parte de la abogacía, la asistencia letrada y la defensa de derechos gratuitos de muchas mujeres en nuestro propio país, que no pueden defenderse, simplemente porque son pobres. Da la impresión de que hemos estado viviendo en un videojuego en el que el consumo y los créditos fáciles se aliaron para que algunos-demasiados- se enriquecieran a costa de cargar de deudas a la sociedad; por desgracia, no hace falta mirarse en la India, África o Sudamérica,  porque la pobreza ya está en los barrios de las grandes ciudades. Creo que la palabra «pobres» asusta un poco, casi la hemos sacado del diccionario, después de estos diez años, de fábula, de ensueño y también de ficción. Es el momento de actuar y crear riqueza en nuestra sociedad y contribuir en la de los países con menos recursos.
 
Pero no os asustéis, porque la solución está en nuestras manos, sólo hay que tener los pies en el suelo, «sentido común» y la mente siempre activa, trabajar en donde puedas aplicar mejor tus conocimientos, no tener miedo a desplazarse, ser flexible, elegir el puesto que se ajuste a tu perfil, o trabajar en algo nuevo que incluso puede ser una oportunidad. Todo lo que sabemos nos permite aplicar unos conocimientos, y todo lo que queramos aprender, con actitud positiva, podremos conseguirlo, y si la crisis te pilla… mejor ocupado y trabajando.
 
Mª Ángeles Tejada

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