Ocho consejos para convivir con el frío

Con el descenso de las temperaturas se incrementa la incidencia de los trastornos músculo esqueléticos. El motivo es el aumento de las contracciones musculares, debido a la misma inercia del cuerpo a encogerse para protegerse del frío. Si no estamos lo suficientemente abrigados, asegura Ata Pouramini, nos encogeremos de forma instintiva, provocando pequeños espasmos, calambres y tensión muscular. Es el llamado “cuello de avestruz”.

Puede parecer una obviedad, pero mantener el calor en el cuerpo resulta fundamental, sobre todo en las extremidades: cabeza, pies y manos. No olvidéis, para evitar la temida contractura cervical, una bufanda o similar para mantener el cuello caliente, aunque sea dentro de casa.

Los cambios de temperatura provocan asimismo rigidez en músculos y tendones y de ahí el dolor y la tensión en las articulaciones. Cuando existe una patología previa, como artritis, artrosis, osteoporosis u otras, los síntomas se agravan, convirtiendo las llamadas “olas de frío “en un calvario para las personas ancianas o afectadas por estas dolencias. Para que nuestros huesos y músculos noten lo menos posible esos bruscos cambios lo mejor es abrigarse “estilo cebolla”, con distintas prendas que podamos ir quitando o poniendo según entremos y salgamos de los sitios.

Si se padece fibromialgia o migrañas, es preferible, si se puede, permanecer abrigado en espacios interiores en lugar de tener altos los sistemas de calefacción . Estas dolencias empeoran con los cambios detemperatura. En invierno, las entradas y salidas a lugares con calefacciones altas aumentan la incidencia de las bajas por dolor de cabeza. Pouramini explica que siempre ayuda estirar la musculatura antes de salir de casa por la mañana y al regresar por la noche.

Las calefacciones altas resecan el ambiente y perjudican nuestra piel y nuestro sistema respiratorio. Para ambas humidificar el ambiente mediante aparatos que podemos comprar en farmacias nos ayudará también a prevenir infecciones catarrales. Los humidificadores, frente a lo que se pueda pensar, no tienen la capacidad, por su diseño casero, de aumentar la sensación de frío. Si producen, en cambio, sensación de frescor, de ventilación y ayudan a la respiración.

Para la piel, estos días de menos presencia de los rayos solares, el experto recomienda alimentos ricos en Vitamina D3. Los lácteos nos la aportan y, además, nos ayudan también con la función del calcio en nuestros huesos, pero siempre con moderación por su aporte graso y sus niveles de colesterol. También el pescado azul, sardina, atún y salmón, muy indicados en dietas saludables por sus niveles de Omega3.

Con el fin de aportarnos la sensación térmica de calor , los platos calientes cumplen una función importante. De hecho las dietas de invierno y verano se diseñan de manera natural por la necesidad del propio cuerpo de regular su temperatura. Cuando decimos que “el cuerpo nos pide una sopa caliente” nos referimos a que necesitamos más calorías para hacer frente a los bajos datos del termómetro. En este sentido, no debemos confundir plato de cuchara con plato graso o suculento. Pouramini recomienda la tradicional sopa de verduras, ligera y nutritiva, o, en su defecto, la de pescado, con menos aporte calórico aún.

La necesidad de mantener nuestro sistema inmunitario fuerte para evitar esos contagios propios de los sitios cerrados se consigue también con un equilibrio alimenticio: frutas ( sobre todo cítricos), verduras, con especial mención a la alcachofa y sus propiedades  dietéticas y también, por supuesto, las legumbres, cocinadas de forma ligera. Aliños que ayudan a nuestras defensas: el ajo y el jengibre.

A los deportistas, más que nunca, Pouramini recomienda calentar y reforzarse con un buen desayuno rico en proteína. Para la comida, hidratos y para la cena, más proteína  (pavo o pescado azul) con ensalada de hoja verde. En este caso, mejor un caldo de verdura.

Con estas pautas básicas ayudaremos a nuestro organismo a aclimatarse lo más rápido posible a estos bruscos cambios de tiempo a los que, parece, vamos a tener que acostumbrarnos.

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