¿A qué estás esperando?

 

Mª Ángeles TejadaMe cuentan que a mediados del siglo pasado, en los Estados Unidos, empezaron a elegir a los músicos que debían integrarse en una orquesta a partir de audiciones ciegas. Curiosamente, y a partir de aquel momento, cada vez hay más mujeres trabajando en grandes filarmónicas. Siempre me he cuestionado por qué en un mundo económico extremadamente competitivo y en el que predomina el resultado, la eficiencia y la rentabilidad está costando a las mujeres poder integrarse y especialmente asumir responsabilidades.

Me consta que, por una parte y en muchos campos, existen pruebas empíricas de que se tiene en cuenta el nombre masculino, especialmente en puestos de decisión, y este fenómeno sigue vigente en los últimos años. Podríamos encontrar muchas razones que justifiquen esta realidad, y muchas de ellas imputables a la dificultad que representa para una mujer conciliar vida familiar y profesional, en el mejor período de su vida. Esto es así en muchísimos casos, que conozco personalmente, quizás porque lo viví de cerca cuando emprendí mi primer negocio hace más de 35 años, con una hija de 2 años. Siempre he pensado que me hubiera gustado dedicarle más tiempo, a pesar de haber renunciado a muchos ratos de ocio personal para dedicárselos a ella.

No voy a rebatir lo que es obvio para muchas ejecutivas potenciales que deben “aplazar” en el mejor de los casos su promoción, una vez superada la servidumbre familiar que conlleva la infancia de los hijos. Para llevarlo bien, mi consejo es que sea toda la familia la que concilie, y ser capaz de renunciar a una parte de tiempo libre para compartirlo.

Una vez hecha esta primera reflexión, creo que a la vista de la realidad laboral actual, uno de los mejores caminos para que una mujer pueda crecer y sincronizar personalidad y trabajo, de forma flexible, que proporcione una estabilidad emocional y al mismo tiempo la parte de autoestima necesaria, o sea una buena retribución y éxito personal, es precisamente la expendeduría, que significa que, si no hay trabajo, hay que crearse el propio trabajo, por el mejor camino posible, que es montar la empresa propia.

Todos los días acogemos en Fidem a muchas mujeres que con más entusiasmo que medios, quieren poner en marcha una idea y nuestra función consiste en ayudarles, indicarles herramientas y sobre todo prepararlas para las primeras frustraciones y reforzar su tolerancia, porque empezar de cero, siempre es complicado, pero si no lo intentas, seguro que nunca lo conseguirás.

Hay muchas mujeres que son emprendedoras potenciales, que tienen ideas innovadoras, que saben amar lo que hacen, están preparadas y simplemente tienen miedo a cruzar los obstáculos. Quizás porque al contrario de los hombres, nosotras no podemos permitirnos el ridículo, pero no perdamos de vista que estamos mejor preparadas para el sufrimiento. “Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal”, tal y como decía Teresa de Calcuta.

Parece que estamos en el umbral de una Ley de Emprendedores, una buena noticia siempre y cuando se siga un modelo práctico, rápido y en el que no se penalice, como ahora, montar una empresa. El tiempo lo dirá, pero mientras tanto, me gustaría acabar dejándote un dato en el que pensar: entre las 5 profesiones más solicitadas que existen en este momento y que son: comercial, teleoperador, promotor, programador de Java y dependiente/a (Datos La Vanguardia.ES,25/5/2013), curiosamente en al menos cuatro de ellas, las competencias son claramente femeninas: comunicación, relación, persuasión, habilidad emocional, etc. Dejemos la informática porque pertenece a ambos sexos, entonces ¿a qué estás esperando para ponerte en marcha?

María Ángeles Tejada, Direc. Gral de Randstad Public Affairs y Presidenta de Fidem.

 

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