La ultramaratón

AINHOA LETE. PREMIO ASPEGI

Nunca he corrido una ultramaratón. Una compañera del donostiarrak, un equipo de corredores aficionados del que formo parte me está animando para que, cuando cumpla medio siglo, participe en la subida al Veleta en Sierra Nevada. Todo un reto por sus 50 kilómetros de recorrido y sus 640 metros de desnivel.

Sonrío al recordar que hace casi 54 años, el 19 de abril de 1967, Kathrine Switzer desafió en Boston la creencia que aseguraba que las mujeres éramos incapaces de correr una maratón. Hicieron falta 17 años hasta que en 1984 se incluyera la maratón femenina por primera vez en unas Olimpiadas, las de Los Ángeles.

Por eso, para mí, la carrera de la mujer en el mundo empresarial, es como una ultramaratón. Una carrera en la cual, cuanto mayor es la distancia recorrida, menor es la brecha entre hombres y mujeres. Una carrera, la de la igualdad de género real, que tiene premio. Porque todos viviríamos mucho mejor.

Según un informe de Closing Gap y la consulora PwC, la economía española aumentaría en un 18,5% su PIB si eliminara la brecha de género. Este crecimiento compensaría el PIB perdido el año pasado durante la pandemia, un 11%. Estamos hablando de 230.847 millones de euros más en cada ejercicio. Es algo que verdaderamente merece la pena.

Teniendo en cuenta que hasta el siglo pasado la mujer era prácticamente inexistente desde un punto de vista económico, político y social, podemos decir que, en términos de distancia recorrida, estamos más cerca de la salida que de la meta, con un ritmo de carrera más lento del conveniente.

Porque según el Foro de Davos, tardaremos casi un siglo en alcanzar una igualdad de género teórica y 257 años en lograr una igualdad de género real en el mundo. Y es que dos tercios de las mujeres del planeta, según datos proporcionados por Pedro Luis Uriarte (una de las personas más comprometidas con la igualdad de género real que conozco), se enfrentan a un techo de cemento: tienen menos derechos que los hombres o ningún derecho en absoluto.

Desde hace algo más de un mes tengo una lesión en el sóleo. Hoy parece imposible que llegue a subir al Veleta.

Una sensación que acompaña a muchas mujeres que, a pesar de gozar de una igualdad teórica, se enfrentan a techos de cristal. Techos, a veces discontinuos, que aparecen en momentos de la vida y circunstancias. Se manifiestan en una mayor dificultad de acceso al mercado laboral, en la brecha salarial y en que, en algunos sectores, las mujeres se enfrentan a enormes obstáculos para lograr un ascenso. Y es que, en España, solo el 34% de los puestos directivos está cubierto por mujeres. Falta masa crítica.

Teniendo en cuenta el premio, deberíamos acelerar el ritmo. ¿Pero cómo? Tengo que confesar que hasta hace muy poco era totalmente contraria a las cuotas. Solo nos faltaba oír que, a pesar de todo el esfuerzo realizado, se nos reconociera solo por el hecho de ser mujeres. Pero un señor que he mencionado en este artículo y que desde luego goza de no poca experiencia en consejos de empresas en España, me convenció.

“No se pueden resolver situaciones de desequilibrio con medidas equitativas”.  Comparto su receta.

Subamos el ritmo.

Ainhoa Lete

Cofundadora y CEO de BuntPlanet

Premio a la Mejor Empresaria de la Asociación de Empresarias, Profesionales y Directivas Guipuzcoanas (ASPEGI) 2021

<

Tags:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Periodismo
Constructivo