Un verano negro

Mª Ángeles TejadaMª Ángeles Tejada

Pues sí, parece que vivimos días muy oscuros, porque al drama insólito provocado hace un par de semanas, por un fanático en Noruega, se han sumado desórdenes callejeros en Londres que se suman a las eternas guerras en Libia, Irak, la hambruna del cuerno africano,  y  además, los problemas económicos de “casa”, sueldos que no llegan, la inviabilidad de la dación en pago para eliminar las hipotecas, muchas penas y poca gloria. No obstante, mientras el  BCE se ha decidido a comprar deuda italiana y española para bajar la “prima de riesgo” y Obama no sabe qué hacer para mantener su “we can”, la gente se ha ido de vacaciones y ha hecho bien, porque al menos el sol es gratis y en bañador los problemas pesan un poco menos.
 
No son buenos tiempos para nadie y para las mujeres menos, porque deben cubrir sus necesidades familiares todos los días, inventando recursos donde no los hay , y encima muchas de ellas (las amas de casa) sin cobrar y otras (las que malviven de la economía sumergida)  pues explotadas, sin cotización y sin justicia social, por suerte las más decididas, o las que “pudieron” hacerlo en su día montaron pequeños negocios que ahora apenas pueden soportar, por la presión financiera y la ineficacia de los políticos.
 
En la calle, las empresarias y nuestros colegas masculinos, seguimos suspirando por la “coherencia” y por el sentido común del que parecen carecer legisladores y parlamentarios. ¡Qué lástima! Que no se aprenda a emprender, antes que a legislar, es increíble que tantos años de historia no hayan servido para entender que los hechos siempre van por delante del derecho, que hay que legislar a partir del realismo y no de la utopía, que el dinero no se inventa, se crea y además, no debe gastarse sino invertirse y  hay que dejarlo en manos de la gente que es capaz de añadirle valores o sea las empresarias y empresarios.
 
Desde el año 78 en el que emprendí mi proyecto empresarial que posteriormente se convertiría en la primera “ETT” del país, tardamos 16 años hasta que los políticos y sindicatos cayeran en la cuenta de que el mundo del trabajo, igual que la vida, requiere flexibilidad y gestión profesionalizada. Costó que entendieran que al final sobreviven los que se adaptan mejor, o que hay que reinventarse para sobrevivir. Esta semana los datos del Ministerio de Trabajo, indican que el sector de ETT aporta un 3,7% más de contratos, lo que significa más de 380.000 personas con trabajo y cotizando.
 
Y es que al final siempre se cumple la ecuación de la eficiencia y la utilidad, porque nadie sabe hacer mejor el trabajo que los profesionales y las ETT, las  empresas de selección y “las” y los profesionales que se dedican a esto, saben buscar y encontrar a la persona más idónea para cada tarea, pues el mundo del trabajo no entiende de asambleas, votaciones y proclamas. El paro no es  una “subvención” sino un préstamo que pagamos todos  para que la gente sobreviva el tiempo en que se está buscando un trabajo, y el éxito no hay que buscarlo en los decretos u ordenanzas sino en el conocimiento, eficacia, competitividad, trabajo, exigencia y eso sí, respetando a todo el mundo.
 
Mª Ángeles Tejada

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Autocrítica y perspectiva

Vender en tiempos de oportunidad

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