¡Toquemos madera!

Pienso que los  tiempos que corren provocan a menudo un irrefrenable afán de tocar madera como para impedir que la crisis haga estragos en nuestra economía, en nuestro trabajo o en el de alguien de nuestra familia. Todo esto sucede mientras la televisión y la sociedad de consumo  procura embaucarnos día tras día con falsas emociones, deseos incontrolables de bienestar y demás señuelos engañabobos.  Decimos a veces,  en un arranque de impotencia, “que al menos me quede come estoy”. Porque somos conscientes de que el riesgo sigue latente y las cosas siguen de mal en peor. En un estudio reciente que hemos realizado en Agenda de la Empresa  sobre las perspectivas económicas de 2011, considerando todas las previsiones de los analistas económicos y de los líderes de opinión, hemos llegado a la conclusión de que el horizonte sigue estando lleno de nubes: empresas cerrando, autónomos dándose de baja en su actividad, seguirán incrementándose las listas del paro, muchas gentes tendrán que abandonar sus casas por no poder pagar sus hipotecas… y ese largo etcétera de calamidades que esta crisis  está dejando por falta de previsiones y de medidas sensatas por parte de aquellos que, supuestamente, tendrían que ocuparse de la política económica de nuestro país. Con la mano en el corazón y la mente despejada podemos preguntarnos sin ningún rencor ni partidismo político a dónde nos seguirá conduciendo este Moisés del subdesarrollo que actualmente nos gobierna con tal de mantenerse en las alturas. Sí, como suele decirse, la realidad supera a la ficción.
 
Ahí estamos con una serie de reformas que no terminan de cuajar ni de ponerse en marcha.  La reforma financiera, clave para obtener algo de credibilidad ante los inversores y las locomotoras de la  UE llegará más tarde de lo que la ministra  anunció a bombo y platillo. A la dinamitada reforma laboral no se le ve la punta por ningún sitio. Es decir, el paro sigue subiendo. En cuestiones energéticas sólo se constata que suben las tarifas de la luz, pero no se sabe, en definitiva, qué quiere hacer el gobierno ni con las centrales nucleares ni con las energías alternativas. Con la reforma de las pensiones, más de lo mismo. El propio ministro de Trabajo decía recientemente  que necesariamente tendrá que haber otra reforma en unos años. Insisto: ¡toquemos madera! Las elecciones municipales se nos vienen encima. Los Ayuntamientos están asfixiados económicamente. ¿Qué nos pueden ofrecer los candidatos a alcaldes para hacer más vivibles nuestras ciudades? ¿Quién se atreverá a ofrecer en las elecciones autonómicas o nacionales un reajuste de la política económica, dejándose de  quimeras ideológicas que tanto dañan de muerte a una nación? Necesitamos inversiones y apuestas decididas ya, a medio y a largo plazo, y las inversiones y disposiciones que crean riqueza, desarrollo y puestos de trabajo requieren un tiempo largo de recuperación de la cuantía invertida. No se puede seguir gobernando con anuncios grandilocuentes y con tiritas y parches. Hay que empezar a gobernar para  prever, no sólo para ser bien vistos. Los tiempos que corren no están para experimentos con gaseosas porque a nuestros problemas internos de cada día  hay que añadir la preocupación por el déficit exterior, las economías emergentes, el momento que atraviesa el euro y  los desequilibrios internacionales. Esperemos que las urnas en las próximas elecciones, al menos por una vez, no sean funerarias, porque se llenen de votos constructivos que apoyan programas electorales realistas y alentadores. Mientras tanto, sigamos tocando madera.
 
Manuel Bellido

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