Se nace emprendedora

Mª Ángeles TejadaCreo que todas somos conscientes del momento en que vivimos y de la imperiosa necesidad que tenemos  como sociedad de fomentar la creación de empresas, a fin de que puedan surgir nuevos empleos y de esta forma rebajar estas impresionantes cifras de paro.

Normalmente detrás de cada nueva empresa existe alguien dispuesto a iniciar una aventura de riesgo, unas veces porque es la única opción en un mercado muy limitado en ofertas de trabajo y, otras, porque realmente en este momento puede ser una oportunidad inmejorable poner en marcha un proyecto que un día fuera un sueño y que por circunstancias puede convertirse ahora en realidad.

Claro que la mejor forma de saber si algo funciona no es otra que probarlo, y aunque a menudo la administración, las fuentes financieras e incluso la competitividad extrema no lo ponen fácil, la decisión personal, la voluntad de salir adelante, la perseverancia y el esfuerzo acostumbran a dar sus frutos. Sólo hace falta un elemento para que una idea pueda ser viable y es que exista un público dispuesto a “comprar” los bienes o servicios que producimos. Por esta razón, nos esforzamos en recomendar por encima de todo un “plan de empresa”, que no es otra cosa que un proyecto de posibilidades reales, que empieza por el estudio de mercado y acaba con la idea de eficiencia que lo hace sostenible.

Hoy todo el mundo habla de liderazgo, o de coaching, será porque los líderes escasean, y poca gente sabe que el coaching sirve básicamente para descubrir y mejorar lo que ya existe y queremos desarrollarlo, pero, probablemente, la gran pregunta a plantear es si líderes o emprendedoras nacen como tales o bien se hacen.

Hay gente que piensa que liderar es cuestión de obtener un master en una Escuela de Negocios y que ser emprendedora depende de las ideas que se tengan y de los recursos humanos y materiales para iniciarse.

Pues bien, por mi parte, creo que no debería confundirse lo que representa asumir un rol de liderazgo, que dicho sea en determinadas circunstancias casi todo el mundo puede hacerlo con el auténtico liderazgo personal, que es un valor que viene ligado a una responsabilidad y que inspira a otras personas y sólo puede asumirse cuando los demás te eligen.

En cuanto a la vocación emprendedora, creo que no siempre se nace como tal y éste es mi caso, porque una persona encauza su vida según las circunstancias que le toca vivir, y seguramente la toma de una decisión empresarial tiene que ver con la educación y sobre todo con los referentes sociales, así como el contexto cultural en que te mueves. Por ello no es de extrañar que en países del tercer mundo muchas mujeres emprendan pequeños negocios simplemente para sobrevivir, pues allí es difícil la existencia de empresas que contraten a muchas trabajadoras, lo que pasa es que después hay que aprender y eso depende de la formación y del trabajo.

Así pues, una buena recomendación para tantas mujeres que perdieron un día su empleo, o que se inician en el mundo laboral, podría ser “reinventarse” y convertirse en emprendedoras, ya que todas tenemos algún talento, se trata de descubrirlo y ponerlo a disposición en el mercado, buscando el camino y los medios, para que alguien nos compre o nos “retribuya”.

Por ello, esta opción sería la más lógica y natural, crear nuestro propio puesto de trabajo, si no lo intentamos nunca sabremos si funciona.

Por Mª Angeles Tejada, Dtora. Gral. de Public Affairs de Randstad y Presidenta de Fidem

Tags:
Previous Post

Me duele todo

Next Post

Hablo de un amigo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Periodismo
Constructivo