La adaptación al cambio y a la incertidumbre marcarán el liderazgo del futuro

ROCÍO RUFILANCHAS. KINGSLEY GATE PARTNERS

Los entornos de trabajo diversos son, en su gran mayoría, innovadores, colaborativos, comprometidos y transparentes. Con el objetivo de profundizar en los aprendizajes adquiridos por las mujeres que ocupan posiciones de liderazgo, nuestros socios entrevistaron a 407 directivas de 10 países iberoamericanos. Gracias a su experiencia, hemos podido reflexionar acerca del entorno empresarial al que probablemente se enfrentarán en el futuro. Las conclusiones de este debate quedan recogidas en el estudio Women in Business.

Si algo podemos afirmar con certeza es que las directivas del futuro tienen que estar preparadas para liderar organizaciones en un ambiente de cambio rápido y continuo, lleno de incertidumbre. Sus habilidades de gestión se verán modificadas, ya que requerirán de una capacidad de adaptación rápida y de una visión estratégica a plazos más cortos. También se requerirán planes de actuación proactivos que no esperen a la aparición de riesgos para su activación.

Así mismo, destacarán quienes consigan generar valor real, ejercer influencia, romper moldes y establecer alianzas. En la misma línea, necesitarán maximizar la capacidad de identificar las oportunidades que se produzcan en el mercado y, en cuanto a la innovación, reforzar su capacidad para reinventar el negocio. La creación de valor se medirá también mediante su posibilidad de permanecer en el tiempo. Las ejecutivas del futuro deberán ser capaces de liderar equipos, independientemente de líneas jerárquicas, transmitir una visión y conseguir que los grupos de interés se comprometan con ella.

En lo que se refiere a habilidades de liderazgo, esperamos la incorporación de nuevos atributos para dar respuesta a las exigencias del entorno. Hasta ahora, los siete identificados como los más demandados por las empresas, a lo largo de las numerosas búsquedas de directivos realizadas por Kingsley Gate Partners, eran el pensamiento estratégico, la orientación de resultados, la capacidad de influir e inspirar, el liderazgo genuino, la creación de equipos y desarrollo de personas, la resolución de problemas y la capacidad de aprender y adaptarse.

Dando un paso más allá en la reflexión, podemos prever cinco nuevos atributos que pasarán a ser altamente valorados: la empatía y el fomento de una comunicación abierta; la delegación de autoridad y responsabilidad; la vinculación de los objetivos con el valor para el cliente; la colaboración en la búsqueda de objetivos comunes y la necesidad de alcanzarlos trabajando en equipos diversos y complementarios, y la capacidad para actuar con decisión y valentía al asumir riesgos en la aplicación de nuevas ideas.

Parece evidente, por tanto, que el entorno al que van a enfrentarse las organizaciones será exigente y retador. Dados los resultados del estudio, pensamos que cuanto más diversas sean las compañías, más rápido y completo será el proceso de adquisición de estas nuevas habilidades.

En conclusión, el gran desafío de la mayoría de las compañías está en construir organizaciones con mayor diversidad de género, entre otras, y esta no se alcanzará sin acciones que fuercen al cambio.

Rocío Rufilanchas

Vicepresidenta y socia de Kingsley Gate Partners

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