Restricción en las visitas

Vanessa Calvo

Desde el instante en que hablamos de ciudades históricas es inevitable establecer un vínculo entre turismo y patrimonio cultural. Es en este contexto en el que los conjuntos monumentales, ante la afluencia de visitantes, afrontan el reto y la misión de emprender una gestión responsable y sostenible de los mismos.
 
Los edificios más emblemáticos de un sin fin de ciudades no fueron diseñados ni construidos para acoger a multitud de turistas en tan sólo un día. Esta afluencia masiva de visitantes suscita la necesidad y obligación de gestionar determinados elementos del patrimonio histórico-artístico-cultural en base a la sostenibilidad; hablamos de hacer un uso turístico responsable que garantice la conservación de dichos monumentos y que permita su transmisión a las generaciones venideras. Lo que se pretende, estableciendo una restricción del número de visitantes, es reducir en la medida de lo posible los impactos negativos que su aflujo pueda ocasionar sobre el patrimonio y la calidad de la visita.
 
Por ello, es preciso conocer cuáles son los límites de los recursos monumentales para su explotación turística, es decir, identificar su capacidad de carga o acogida de manera que permita el diseño de estrategias para la gestión de dichos flujos turísticos a través de la diversificación de itinerarios y/o la redistribución espacial y temporal de los visitantes con el fin de una mejor preservación de los monumentos así como mejorar las condiciones y calidad de la experiencia de los visitantes.
 
Vanesa Calvo

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