Por fin, baja el paro

 

Estamos tan acostumbrados a las malas noticias, que casi nos sorprenden -para bien- los Angeles-Tejadaúltimos datos de la EPA. Hemos bajado de un 25,7% a un 21,18% el número de parados y con 18 millones de ocupados, nos alejamos de estos casi crónicos 5 millones de parados, y esto está muy bien.

Supongo que ahora, todos se van a apuntar el éxito y no me parece mal, porque también “todos” de alguna manera éramos responsables del aumento de paro, pasar del  8,6 en 2008 hasta el casi 26%, nos preocupó a todos, pues no debemos perder de vista que en una economía global, todos tenemos algo ver, los que producimos, los que compramos, los que circulamos y claro, están los que han permitido que hayan cientos de miles de jóvenes que no saben qué hacer, esperando que entre padres, maestros, empresarios y la administración les ayudemos a encontrar algún camino.

Las mujeres sabemos mucho de este drama cotidiano que viven muchos de nuestros hijos, la mayoría con estudios que no eligieron y enfrentados a un mundo incierto y que sólo conocen por la extraña excitación y estrés que parece envolver a la gente hasta el punto de ignorar y por tanto no potenciar, el interés por leer, pensar, comunicar o simplemente escucharse; hay muchas familias que apenas llegan a fin de mes, otras, que requieren ayudas para sobrevivir; hipotecas, cuyos plazos vuelan con la misma velocidad con que el mercado consumista saca cada día nuevos productos que nadie necesita y que tampoco pueden comprar, pero que la sociedad y los medios, fomentan este uso y tenencia de cosas, por encima del aprendizaje, la iniciativa o el descubrimiento individual, que tanto les valdría para encontrar su lugar en la vida.

A lo mejor el error consiste en crearles la expectativa de un trabajo de por vida, en vez de educarlos para aspirar a “tener trabajo” toda la vida, aunque sea enlazando contratos. También se les dice que  la  obtención de un oficio o un grado, es la garantía de un trabajo bien remunerado, cuando todo esto para mí es casi una utopía, pues no basta una buena formación sino se conjuga con el talento individual, la competencia profesional y especialmente la actitud, ya que todo lo que hacemos se desarrolla en un mercado universal muy complejo y sujeto a las leyes de la oferta y la demanda.

Es muy buena noticia que haya bajado el paro, pero la auténtica razón es el fomento de la temporalidad que está relacionada con el funcionamiento de esta economía de mercado, interdependiente, frágil y acostumbrada a flujos constantes, que obliga a las empresas que quieren competir, a disponer de profesionales bien preparados y dispuestos a trabajar por proyecto, por tanto, de forma temporal; de esta forma las empresas tienen recursos adecuados en cada tiempo y situación, con ello, se ha  evidenciado el valor decisivo de las entidades de trabajo temporal, especialmente aquellas que tienen una visión holística y son capaces de integrar servicios completos para aportar soluciones a las empresas de una manera rápida y eficiente.

¿Qué se consigue con ello? Simplemente garantizar que muchos jóvenes puedan entrar en el mundo del trabajo y a la vez formarse y también aspirar a la sostenibilidad de las empresas, al disponer de recursos activos, cuando los necesitan.

Estoy convencida que las empresas necesitan todo el talento y los trabajadores la seguridad de un empleo fijo, pero aunque suene paradójico, por ahora podríamos decir que una justa temporalidad fomenta más trabajo.

Mª Ángeles Tejada

Directora General de Public Affairs de Randstad y presidenta de Fidem

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