Pensar y sentir

Mª Ángeles TejadaMª Ángeles Tejada

No constituye ninguna novedad afirmar que estamos en una sociedad en que la mayor parte de las decisiones socio-políticas, y por tanto económicas, sigue dominadas por el género masculino; aunque por fortuna, cada vez haya más mujeres en los consejos de administración y en las direcciones operacionales de las empresas e incluso en algunos gobiernos, pero esta presencia, aún minúscula, no permite augurar muchos cambios a corto y medio plazo. Esta es una realidad ante la que no nos conformamos la mayoría de mujeres que en su día, apostamos  por proyectos de responsabilidad y a favor de los intereses de los diferentes colectivos, que creen y confían en nosotras. No obstante corresponde aceptarlo mientras vamos construyendo cada día un cambio que mejore nuestra sociedad.
 
Estando así las cosas, en un momento en el que la comunicación audiovisual influye tanto en nuestra forma de vida, uno de nuestros canales tradicionales como el cine, si está bien realizado, tiene la virtud de distraer y además de evidenciar parte de la verdad de los personajes, basándose sobre todo en los hechos. Éste sería el caso del cine biográfico y del título ‘La Dama de hierro’ que nos acerca a la personalidad de la primera líder mundial que irrumpió en el mundo occidental, hace poco más de 30 años, la señora Margaret Tatcher. Naturalmente la cinta en sí, no deja de ser un espectáculo y como tal permite mil opiniones y otros tantos juicios de valor sobre el personaje. Pero una, que trata de estar atenta a su entorno, redescubrió actitudes y hechos, que quizás, porque acontecieron en un momento de crisis profunda -La Inglaterra de 1979- hoy recobran actualidad, más allá de las ideologías.
 
Quiero reflexionar con vosotras sobre algunas situaciones de notable paralelismo y de las que estoy segura que podemos extraer cierta docencia, aplicable en muchos casos. Ya me he referido en muchas ocasiones a las especiales competencias femeninas, como el gobierno de una familia, cuya analogía vital constituye una experiencia muy importante para llevar una empresa o un país.
 
Decía la señora Tatcher algo así: “Si usted quiere que algo se diga, pídaselo a un hombre. Si usted quiere que algo se haga, pídaselo a una mujer”. No se trata de minusvalorar nada ni a nadie, pero estamos agotadas de que en estos últimos cuatro años nos cuenten y justifiquen muchas cosas sobre la crisis. Todo el mundo habla de ello, pero… ¿cuántos años hace que hablamos de reforma laboral? Y parece que aún no ha llegado. Y otra más: “Sólo llegamos al tope de la escalera si subimos peldaño a peldaño”. ¿Es que hay otro camino más allá de la voluntad de construir paso a paso?, pero por favor… ¡Hay que empezar a hacerlo ya!
 
Algo más sobre la cultura del esfuerzo, refiriéndose a privilegiados y subsidiados, de los que habla todo el mundo: “Debemos respaldar a los trabajadores, no a los gandules”. Pues las mujeres sabemos muy bien que nadie va a hacer por nosotras lo que nos toca hacer y sino que se lo pregunten a los millones de mujeres que debemos conciliar familia y trabajo.
 
Ciertamente y creo que tanto para mí , como para cualquier mujer emprendedora, todas estas “verdades” confirman el camino que empezamos en nuestra juventud, a fin de hacer que nuestro trabajo contribuyera a mejorar el de los demás. Creo que todas y todos deberíamos ser más pragmáticos, dejando en su sitio esta corriente de sentimientos, emociones y depresiones como “me siento, me gusta, me ofende, etc,”, y dedicarnos a pensar más en lo que queremos y sobre todo a “actuar”,”hacer”… porque, y acabo con una última cita, de ésta líder “los peniques (o euros), no caen del cielo, hay que ganárselos cada día”. Quizás por ello, el sentido que más me mueve sea el “sentido común”.
 
Mª Ángeles Tejada
Presidenta de Fidem y directora de Randstad Professionals y HR Solutions

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