Con saber pescar no basta, hay que gestionar

 

Monstse y Salomé Balfegó Grupo BalfegóEl grupo de empresas que conforman Grup Balfegó exporta a 30 países de todo el mundo, da empleo a más de 200 personas y factura cerca de 30 millones de euros. Somos el resultado de cinco generaciones de pescadores, cuya pasión por el mar y por el atún rojo nos ha empujado a ir siempre un paso más allá de lo que se consideraba que debía de hacer una familia de pescadores tradicional.

Pero la realidad actual no nos puede llevar a engaños ni a pensar que nuestra aportación personal ha sido muy diferente a la de nuestras madres, suegras y abuelas para sostener y dar de comer a sus familias. Los tiempos han cambiado, las formas de hacer las cosas y el papel de la mujer en cualquier ámbito de la sociedad también. Pero ciñéndonos al sector pesquero, la labor es la misma que la que han venido desarrollando miles de mujeres desde hace años, que no es otra que la de dar soporte y hacer viable el negocio familiar desde el puerto.

Cualquier pescador que quiera vivir de esta actividad tiene que estar en el mar, puesto que en tierra no se pesca; pero si quiere progresar, en tierra es donde hay que realizar muchas tareas. Precisamente, de todas ellas es de las que nosotras nos hemos encargado durante muchos años. Durante generaciones, mientras que nuestros maridos traían el producto a puerto las mujeres, en casa, hemos sido el departamento comercial, logístico, administrativo y financiero de su actividad.

Situándonos un poco más en el presente, la diferencia con nuestras predecesoras reside en que a principios de este nuevo siglo, decidimos hacer una fuerte apuesta y tomamos la decisión de, además de pescar, comercializar directamente nuestro producto para conseguir mejores precios. Para ello, creamos las granjas de atún rojo, que nos han permitido sacar el máximo rendimiento al trabajo de nuestros maridos en alta mar. Este objetivo multiplicó el trabajo y la complejidad de las tareas a desarrollar.

Aunque quizás no tengamos su mismo olfato para detectar un banco de atunes, ya que no hemos faenado, sabemos de pesca casi tanto como nuestros maridos, ya que durante años nos hemos responsabilizado de desarrollar negociaciones comerciales, solicitado créditos y cumplimentado toda clase de permisos y papeleos administrativos. En definitiva, transformamos nuestras casas en oficinas y nuestras cocinas en salas de reuniones.

A medida que las empresas fueron creciendo, también lo hicieron la profesionalización y la especialización. También conllevó el crecimiento de los recursos humanos y un mayor reparto de las tareas. En definitiva, y volviendo a recordar a las generaciones anteriores de mujeres, ahora la familia es más grande. Hoy en día, Balfegó es, ante todo, un gran grupo humano capaz de trabajar a gusto y en sintonía, con una misma filosofía de trabajo y de vida, apegada al mar, a la pesca y en favor de la sostenibilidad económica, social y medioambiental de nuestros pueblos pesqueros.

Montse Brull y Salomé Gaseni

Propietarias y consejeras del Grupo Balfegó

Tags:
Previous Post

Hama lanza un ratón que escanea

Next Post

IDE-CESEM fomenta el emprendimiento

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Periodismo
Constructivo