No tengo tiempo

Dicen que las mujeres gestionamos mejor el tiempo que los hombres. Que nos mueve más el raciocinio y el equilibrio que a ellos. Que tenemos un reloj diferente al de éstos. Que somos capaces de gestionar, y con éxito, empresas y pensar a la par en el médico del crío, en qué cenar esa noche, o en qué hace falta en la nevera para al salir del trabajo pasarnos por el súper. Y, digo yo, que menos mal que gestionamos mejor porque a pesar de ello no hay mujer que me cruce en el día que no me suelte aquello del «no tengo tiempo».
 
Porque más de una que yo me sé daría lo que fuera porque el día no se quedara en 24 horas, por poder arañar el tiempo para poder llegar a todo y así poder ser la mujer diez en la oficina, en el hogar como ama de casa y madre de familia, y como pareja. Pero, ¿podemos llegar a todo? ¡¡Ni mucho menos!! Y es que nos han llamado durante tanto tiempo el sexo débil que parece que ahora estamos empeñadas en demostrar todo lo contrario. Pero, ¿a costa de qué? Yo no quiero que mi día tenga más horas que el de mi pareja. Ni quiero gestionar mejor, ni tener un reloj femenino. Lo que quiero es que el concepto de las responsabilidades familiares no sea sólo cosa mía, sino también de él. Quiero un reparto más racional e igualitario del tiempo personal, social, familiar y laboral porque es una cuestión de justicia y la clave para el avance social hacia la igualdad. Los hombres nuevos y las nuevas mujeres tenemos que aprender a hacer unos usos co-responsables del tiempo, rompiendo esos atadores estereotipos. Tenemos que aprender a establecer un nuevo contrato social. Porque… nos va la salud en ello.
 
Isabel García

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