Mujeres y responsabilidad

Mª Ángeles TejadaMª Ángeles Tejada

Entre las distintas etimologías aplicables a la palabra “crisis” parece que una de ellas, procedente del sánscrito, lo identifica como transformación, lo que viene a significar algo así como cambios en la naturaleza de las cosas.
 
Hasta hace poco, muchos progenitores, preocupados como es lógico por el porvenir de sus hijos,  los “empujaban” para que enfocaran su profesión hacia el funcionariado público, seguramente por aquello de tener un empleo de por vida, estar asegurado  y todo lo que sabemos todas, por desgracia o por fortuna. ¿Quién sabe? Este paradigma parece haber tocado a su fin, ya que hoy en dia, no sólo parecen sobrar los funcionarios, sino que “peligra” este criterio vitalicio. Todo eso en un contexto educativo en el que se premia la mediocridad, en parte, nos ha llevado a la situación de precariedad de espíritu emprendedor que padecemos.
 
Si en vez de fomentar el esfuerzo intermitente de las oposiciones para posicionarse y abandonarse de por vida se hubiera potenciado el esfuerzo, el riesgo y el desarrollo imaginativo de los futuros emprendedores y emprendedoras, seguro que las cifras actuales de ocupación serían otras, ya que nuestra sociedad, lo que necesita de las nuevas generaciones son personas capaces de asumir responsabilidades y tomar decisiones.
 
De hecho las mujeres hace tiempo que asumimos a menudo más deberes de los que nos tocan, sobre todo cuando se ha tratado de conciliar familia y trabajo en estos últimos 40 años, diríamos de desarrollo, lo que significa que el mundo empresarial nos quiere porque somos eficientes y seguramente trabajadoras. En estos días me ha llamado la atención un estudio, realizado entre Edenred y el IESE, sobre una muestra de 1.200 trajadores, en el que se evidencia que una gran parte de españoles prefiere tener a una mujer como jefe y según otro estudio realizado por Randstad, España es el 5ª país de Europa en liderazgo femenino y un 33% de hispanos tiene a una mujer como jefe ¿Qué les parece? Y aquí no sólo se trata de mandar, sino de tomar decisiones, de alentar , comunicar y ayudar al desarrollo de las personas, eso lo hacemos las mujeres cada día. Todas estas cosas me dan que pensar y hasta me convencen para afrontar con cierto optimismo el futuro, pero necesitamos que se realicen reformas por parte de la administración para facilitar el acceso al “empresariado”, menos trabas, más oportunidades y sobre todo, que exista un clima social que favorezca la cultura del esfuerzo, la competitividad y la responsabilidad propias del espíritu emprendedor desde la escuela y la familia.
 
En el fracaso escolar, del que tanto se habla, hay una cuota importante de responsabilidad de progenitores y  del sistema educativo, ya que no debe basarse sólo en la adquisición de conocimientos básicos, que tampoco los tienen, ni  disfrutar de la cultura o la lectura, que no es el caso. Sólo hace falta ver entrevistas por la tele, poca gente sabe identificar una capital de nuevo estado, la situación geográfica de un país y mucho menos explicar un concepto. Si la tecnología es la que hace los “deberes” y la ley que impera es  la del mínimo esfuerzo, caeremos en el pozo de la pasividad y quizás tengamos muchos aplicadores y funcionarios, pero poca gente capaz de  dar una visión distinta y transformar la sociedad, para que más gente trabaje, lo haga bien y en cosas que le gusten.
 
Mª Ángeles Tejada

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