Menos autocrítica, por favor

Muchos estudios lo demuestran, una de las mejores vías para una vida mas larga y feliz es ser positivo. Incluso en el ámbito profesional, las personas positivas tienen más posibilidades de ser contratadas y promocionadas.

Sin embargo, para muchos es fácil caer en la costumbre de “autoflagelarse” dándole vueltas y mas vueltas a aquello que consideran que no han hecho bien. Es bueno ser consciente de nuestros puntos a mejorar, pero de nada sirve quedarse en el remolino de la autocrítica estéril y exagerada.

Se ha estudiado que la comparación con otras personas y la autocrítica forman parte del cerebro humano. Según el psicólogo y autor Terry Paulson, se estima que realizamos entre 300 y 400 autoevaluaciones por día, lo sorprendente es que el 80% de esas evaluaciones tienen un resultado negativo, es decir, suspendemos 8 de cada 10 veces. ¿Es esto realista?

La autocrítica constante puede ser demoledora. Erosiona nuestra confianza y nuestra autoestima, nos desmoraliza. Nos lleva a un mar de dudas a la hora de tomar decisiones y asumir riesgos, y ya tenemos bastantes presiones externas sin incluir esa voz interior criticando cada movimiento que damos ¿verdad?

Ser conscientes de nuestros actos nos proporciona muchas oportunidades para corregir errores, mejorar el modo en el que hacemos las cosas y, como consecuencia, la percepción que otros pueden tener sobre nuestro desempeño en el trabajo.

Sin embargo, muchas veces somos nuestros peores enemigos. Este artículo aborda cómo minimizar la autocrítica destructiva y de darnos cuenta de nuestra autoevaluación constante.

Si sueles autocriticarte, estas son algunas medidas para minimizar su efecto:

1.- Observa.

Fíjate en tus pensamientos y sentimientos. Si de las 300 a 400 que nos evaluamos al día reconoces 10, será un buen principio.

2.- ¿Cuál es el motivo de la negatividad?

Cuando te descubras diciéndote “no, mal hecho”, “no lo hagas así”… pegúntate cual es el motivo que hay detrás. Vale la pena plantearse algunas preguntas complicadas como ¿Por qué tanto miedo al fracaso?

3.- ¿Y qué?

En cualquier caso puedes preguntarte “¿Y qué?” ¿Has cometido un error tan grave? ¿Realmente importa tanto? ¿Qué es lo peor que puede pasar? Es probable que te des cuenta de que estás siendo demasiado duro contigo mismo.

4.- Equilibrio

Incluye la otra parte, la positiva ¿Qué salió bien? ¿Qué has aprendido?

Sé consciente de tus pensamientos negativos y busca argumentos positivos. Si al salir de una reunión tu parte crítica empieza a echarte en cara que no has sacado un tema importante por miedo a crear una situación desagradable, en lugar de sentirte culpable incluye en el balance las partes de tu actuación en la reunión que han sido positivas: profundizar en los asuntos prioritarios, no dejar que quedaran temas abiertos, etc. Sobre el asunto que no has abordado, busca un modo constructivo de gestionarlo (hablando con las personas adecuadas, teniéndolo presente para la próxima reunión, etc.)

Aprende a sentirte bien contigo mismo, es algo que no se consigue de la noche a la mañana, pero cuanto antes empieces, antes notarás que estás progresando, que tu voz interior te transmitirá menos criticas y que éstas serán más equilibradas.

¿Qué consigues con este trabajo? En lugar de desperdiciar tu energía cerebral ganarás confianza en ti mismo y en lo que eres capaz de conseguir. Casi nada!

Recuerda que eres dueño o dueña de tu vida, convierte tu libertad en valor.

Isabel Gómez

Coach ejecutivo y directora de Éxito en Femenino www.exitoenfemenino.com- Licenciada en Ciencias del Trabajo, MBA y Emprendedora vocacional. Si quieres recibir claves prácticas para ganar autoconfianza y avanzar hacia tus objetivos, descárgate totalmente gratis el ebook ‘Ponte en valor’ a través de este enlace: http://www.exitoenfemenino.com/ponte-en-valor/.

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