Deja ya de procastinar, ¡estás a tiempo de cumplir tus objetivos!

MARIANA VILLANUEVA

Seguramente iniciamos el año haciendo una lista de propósitos para cumplir. Probablemente algunos los venimos arrastrando de años anteriores. Con el cambio de tiempo evaluamos cómo vamos. Tal vez, descubrimos con agrado que hemos logrado algo que realmente queríamos o estamos cerca y vamos por buen camino rumbo a alcanzar otros más. ¡Qué alegría! Sin embargo, es común encontrarnos con que aún no cumplimos con aquello que al comenzar el año nos propusimos; la ilusión por alcanzar nuestros objetivos puede entonces verse transformada en desilusión o excusa para continuar procastinando: ¡total ya casi es verano, mejor dejarlo para la vuelta! ¿Te suena?

La primera pregunta que debemos hacernos es: ¿cuánto realmente hemos intentado conseguir? ¿Cuánto esfuerzo, tiempo, dinero y energía hemos invertido? Esto puede resultar incómodo de contestar, pero resulta necesario para evaluar con inteligencia lo que está sucediendo.

Siendo sinceros, debemos reconocer que, en muchas ocasiones, no estamos consiguiendo lo que deseábamos porque en realidad no estamos haciendo el trabajo requerido. Cuando esto sucede, lo último que necesitamos es castigarnos, ello solo conduce a sentirnos mal, bajarnos todavía más el ánimo, sentirnos incapaces, creer que no tenemos voluntad o recursos suficientes o bien pensar que aquello que deseamos es inalcanzable. Por el contrario, debemos ser en esos momentos nuestros mejores amigos. Si tu mejor amigo no ha conseguido algo que quería, ¿le dirías que es porque no vale lo suficiente o no merece aquello que quiere? ¡Nadie diría eso a un amigo! En cambio, es increíble la frecuencia con la que podemos sorprendernos hablándonos así a nosotros mismos. Debemos mostrarnos la misma compasión, comprensión y aliento que daríamos a otros a quienes queremos. Ahora bien, si no estamos haciendo el esfuerzo que hace falta para lograr nuestro objetivo conviene analizar por qué.

Muchos clientes llegan frustrados porque sienten que no son capaces de cumplir sus objetivos y pronto descubren que ¡ni siquiera tienen realmente un objetivo! Es muy distinto querer que algo ocurra a comprometernos poniendo todo de nuestra para que en efecto ocurra, sabiendo además los pasos que hay que dar. Lo primero que hacemos entonces en el proceso de coaching es identificar un objetivo verdadero y definirlo de forma SMART: escrito en positivo, asegurándose que sea específico, medible, accesible, relevante y fijando un plazo realista para conseguirlo. También es importante diferenciar lo que tenemos que hacer o queremos evitar, de aquello que en verdad nos ilusiona: un deber no es lo mismo que un objetivo. Mantener la motivación durante todo el proceso hasta llegar a la meta es difícil, en especial cuando se trata de cuestiones que están lejos de nuestra zona de confort -si bien estas son las que mayor crecimiento suponen-, por eso es indispensable que sea relevante y nos emocione. Visualizar cómo nos sentiremos cuando lo hayamos conseguido ayuda. Es muy útil hacer un collage con imágenes de revista y colgarlo en un sitio visible para recordarnos cómo queremos sentirnos y mantener presente lo que queremos conseguir. Ver todo el camino a veces se hace cuesta arriba, lo mejor es centrarnos únicamente en el siguiente paso. No importa cuánto te hayas desviado, siempre puedes retomar el rumbo. ¿Qué puedes hacer hoy para acercarte a tu meta? Permítete sentir ese logro y por pequeño que sea celébralo. ¡Te lo mereces!

Mariana Villanueva

www.know-coach.com

@knowcoach

Tags:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Periodismo
Constructivo