Las mujeres y el poder

Leía hace pocos días en el diario La Vanguardia, que el tema para salir de la crisis “no era la falta de idea y proyectos, porque todos tenemos proyectos dentro del cajón, el tema está en ponerlos en marcha”.
 
Ya que muchas de las “fórmulas” que se están repitiendo en estos meses tienen que ver con la capacidad de innovación, o sea, probar cosas que no se han hecho antes, quizás sea un buen momento para dar oportunidad a este “talento femenino” que está en la calle y a veces ignorado en muchas empresas.
 
A mí se me ocurre que, en un momento de extrema competitividad, sería interesante que cada organización supiera encontrar su “conocimiento crítico”, o sea, aquello que te hace diferente y mejor que tus competidores, ya que, es sabido, que todas las grandes marcas tienden a fidelizar por afinidad, pues eso tiene que ver con lo emocional, y de estas cosas, sabemos mucho las mujeres. Es más, se considera importante para liderar algunas capacidades como: la empatía, la comunicación, la multitarea, la tolerancia a la ambigüedad, las relaciones personales, la organización, la resiliencia y, cómo no, la intuición, pues bien, de todo eso sabemos algo las mujeres.
 
Todas y todos sabemos perfectamente que una empresa se compone de una buena metodología organizativa y del trabajo de las personas que forman parte de ella.
 
Hace más de 50 años Peter Drucker, acuñó una frase que vale la pena recordar: “podemos comprar el tiempo de una persona, incluso su competencia y su trabajo, pero el talento, la actitud y la confianza, todo eso hay que ganárselo”.
 
Como es sabido, la  sobrevivencia de más de 5.000 millones de personas del mundo depende del trabajo de la mujer, por tanto, algo sabremos sobre el esfuerzo por conseguir las cosas y mucho más sobre la obstinación hasta conseguirlas.
 
¿Saben una cosa? La verdad es que estamos en pocos Consejos de Administración y otros centros de decisión, seguramente en muchos menos de los que serían lógicos en esta sociedad que se dice plural. Pero el problema, es que nosotras no aspiramos a sentarnos allí por el hecho de estar o por el poder que ello significa, sino simplemente para trabajar y  aportar nuestro trabajo y compromiso, a fin de mejorar las cosas, pues al fin y al cabo, compartimos el mismo mundo que los hombres y sólo aspiramos a dejarlo un poco mejor para nuestros hijos, ya sean hombres o mujeres.
 
Mª Ángeles Tejada

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