La máquina visiva del deseo

Manuel BellidoManuel Bellido

Comunicar: si existe una palabra que refleja el sentir de la sociedad desde el 900 hasta la fecha es exactamente ésta. Prensa, radio, cine, TV, móviles, Internet, redes sociales… Lo había previsto Mashall Mcluhan en su histórico ensayo “La galaxia Gutemberg”, profetizando la Aldea Global, en un nuevo mundo sin confines. En esta etapa de la Historia son muchos los hombres y mujeres que han protagonizado esta realidad y que con sus aportaciones han cambiado la vida de muchos seres humanos. Los grandes comunicadores han sido los que han impulsado en mayor medida estos cambios y es que, contar la historia, es ya un modo de cambiarla. Entre estos comunicadores que han ido contando la Historia, se encuentran los fotógrafos.
 
Los más grandes, probablemente, se han caracterizado y se siguen caracterizando por tener colocados en sus corazones y en sus mentes el objetivo de una cámara fotográfica.  A lo largo de esta etapa histórica la fotografía también ha jugado el papel de despertar nuestras conciencias. Baste pensar en la imagen de la niña vietnamita quemada por el Napalm que realizó Huyng Cong Ut o el reportaje de Minamata de Eugen Smith. Muchos otros fotógrafos han hecho de la fotografía construcción, altísima composición, obra de arte.
 
Uno de los que más he admirado ha sido Helmut Newton. Este hombre nació en Alemania en 1891 y ya a los 16 años de edad comenzó a practicar con Yva, una fotógrafa de Berlín, famosa por sus fotos de moda, sus retratos y sus desnudos. Más tarde colaboró con importantes revistas internacionales y realizó muchos trabajos para la publicidad.
 
Probablemente fue  fruto de su trabajo el cambio estereotipado en la moda con la utilización de modelos estatuarias, tacones vertiginosos y ambientes lujosos. Recientemente  me han regalado la reproducción de una fotografía de Newton que forma parte de una serie de dos, titulada “Sie Kommen (Naked and Dressed)”. En 1981 la edición francesa de Vogue publicó estas dos fotografías. Son cuatro modelos, en una aparecen desnudas y en la otra vestidas, que avanzan en la misma posición.  Contemplando esta foto creo que, aunque el desnudo es un tema recurrente de la fotografía de autor, Helmut Newton lo ha realizado de tal manera  que es difícil condenar la imagen al olvido. De hecho, de este par de fotos, es solamente una de las dos la que se recuerda.
 
Newton, como otros grandes fotógrafos, ha sabido utilizar a la perfección la máquina visiva del deseo. Personajes, modelos y paisajes vistos con la mirada de un artista y colocados con su refinada dirección proyectan  mundos sin tiempo. El clic de los grandes fotógrafos tiene la magia de construir extraordinarios objetos del deseo. Es lo que probamos ojeando revistas de viajes, de decoración, de naturaleza. Hacen que nuestros ojos se encandilen y se emboben, como las miradas de los niños. Ya lo decía el gran poeta Rimbaud: “Mirada de niño, en la cual cada mirada es siempre la primera”.
 
Manuel Bellido
bellido@mujeremprendedora.net
@mbellido

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Periodismo
Constructivo