Expertas internacionales cuestionan el modelo de excelencia de la ciencia porque menosprecia el talento femenino

UOCExpertas y expertos en movilidad de universidades de ámbito internacional han analizado durante dos días los condicionantes y las motivaciones de las mujeres altamente cualificadas para emigrar a otros países en busca de nuevas oportunidades. El congreso Challenges of the International Mobility of the Highly Skilled in the 20th Century, Women in Movement, organizado por el programa Género y TIC del IN3 de la UOC, ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad y la invisibilidad de estas mujeres en cuanto a su carrera profesional, que en muchas ocasiones emigran por falta de oportunidades en sus países de origen, con las consecuencias que ello puede tener en su vida personal.

Un estudio mencionado por Louise Ackers, catedrática de Estudios Sociolegales Europeos en la Escuela de Derecho y Justicia Social de la Universidad de Liverpool, muestra que el 44% de las académicas en Austria no tienen hijos. Y es que, tal como coinciden en decir las investigadoras presentes en el congreso, «trabajar a jornada reducida en el mundo académico es un suicidio para tu carrera, especialmente en el campo de las ciencias».

Ingenieras en el Estado español

En España, uno de los casos más claros de las dificultades laborales de las mujeres profesionales es el de las ingenieras, «con una tasa de movilidad internacional del doble que la de sus colegas hombres, dado que tienen más dificultades para entrar en el mercado laboral de esta profesión, dominada por el sector masculino», según explica Ana M. González Ramos, investigadora del programa y organizadora del congreso.

El modelo de excelencia, en cuestión

Las políticas migratorias de varios países siguen orientadas, indistintamente del género, a la atracción del talento individual, sin aportar medidas facilitadores del equilibrio entre la vida profesional y la familiar del trabajador. Esto es especialmente palpable en el mundo académico, en el que las políticas de movilidad internacional no están pensadas para adaptarse a las circunstancias personales de las investigadoras. Y tampoco de los investigadores, pero estos factores personales no tienen una influencia tan grande en la carrera profesional de los hombres, tal como concluye un estudio presentado por González Ramos.

«Dado que las estrategias de movilidad entre las mujeres científicas y académicas son distintas a las de los hombres, se hace imprescindible revisar el modelo de excelencia de la ciencia», en el que predominan las estancias internacionales, dice la investigadora.

«Una prueba de esta falta de atención al talento femenino es que la mayoría de los organismos que financian la investigación europea ofrecen estancias de larga duración», dice Ackers. Según esta experta en movilidad internacional y género, hay que abrir la perspectiva a otros modelos de internacionalización: «Tenemos que hacer móvil el conocimiento. Conozco a muchas mujeres científicas que no pueden estar fuera de casa más de dos semanas. Los programas de movilidad de larga duración representan una discriminación para las mujeres que no pueden acogerse a ellos por circunstancias personales».

Para Ackers, con las nuevas tecnologías, la investigación internacional colaborativa no debe significar necesariamente «estarse en un país extranjero durante tres años; puede haber videoconferencias, estancias cortas en congresos, etc. Quiero dar un mensaje positivo: se puede ser móvil y ser una buena madre al mismo tiempo», afirma Ackers, reconocida internacionalmente en su campo académico y madre de cuatro hijos, dos de ellos investigadores en la universidad.

Precariedad en la movilidad internacional de los académicos

Las precarias condiciones en que trabajan internacionalmente la mayoría de científicos –un dato a modo de ejemplo: el 80% de los investigadores extranjeros de la Universidad de Cambridge tienen contratos temporales– hacen que la movilidad científica internacional ya no sea «sexy» –explica Ackers– sino una situación de precariedad que condiciona la vida personal (tener pareja, pero vivir en países diferentes; vivir alejado de los hijos, etc.) y social (imposibilidad de cotizar en el país de origen, etc.).

Migración parcial

En este contexto de precarización de la movilidad internacional de los investigadores e investigadoras, un fenómeno cada vez más habitual es la denominada «migración parcial»: investigadores que simultanean trabajo y residencia en dos países, para no cerrarse a opciones de trabajo.

Todavía más difícil: mujeres altamente cualificadas de países subdesarrollados

Las investigadoras Rose C. Amazan, de la Universidad de Sidney, y Camilla Spadavecchia, de la Universidad de Génova, explicaron las dificultades añadidas con que se encuentran las mujeres altamente cualificadas procedentes del África subsahariana. En su caso, una de las principales motivaciones para emigrar –además de factores familiares, como la reunificación familiar– es la discriminación que sufren en su país por el hecho de ser mujeres. A esto se añade la discriminación que sufren en los países de la Unión por ser emigrantes no comunitarias. Para Spadavecchia, «los países europeos no están preparados para integrar laboralmente a estas mujeres altamente cualificadas, lo que significa un derroche de sus capacidades intelectuales (brain waste)».

Amazan presentó el proyecto Giving Women Voice, en el que muestra cómo contribuyen a la sociedad las mujeres cualificadas de Etiopía y cómo son agentes de cambio en su sociedad, a pesar de los obstáculos culturales a que tienen que enfrentarse.

Podéis ver algunos comentarios de las participantes en el congreso por la etiqueta de Twitter #womeninmovement.

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