El cambio, la pieza clave

Ana Maria HerreroAna Maria Herrero

Hoy he reflexionado sobre el cambio, es una de las mejores herramientas que nos permiten permanecer y crecer de alguna manera. Las empresas cambian continuamente y resulta interesante desde mi posición observar estos cambios. Aunque muchas de ellas tienen grandes diferencias a nivel cultural, autonómico, de valores… la mayoría de las premisas que conforman esta situación, cambio y transición pueden ser extrapoladas. El mundo está en constante evolución y la empresa debe hacer entender a sus trabajadores que deben evolucionar a la par, buscando soluciones a los problemas e intentando eliminar los puntos débiles que puedan tener, así como alcanzar nuevos objetivos.
 
La mayoría de las veces que preguntamos a las empresas qué es lo más importante para tener éxito, nos responden «tener una clara visión de cambio». La empresa que quiere cambiar debe crear una serie de fundamentos, de pilares para poder explicar el por qué del cambio y por qué ahora. Lo más difícil es explicar que debe hacerse un cambio en empresas que funcionan perfectamente bien. Y debe explicarse muchas veces, ya que no todas las personas comprenden al mismo tiempo. De ahí, la necesidad de crear un equipo sólido y unido que crea en el cambio y que sepa transmitirlo a los demás.
 
Será a partir del cambio, que surgirá el proceso de transición. Según William Bridges, consultor americano presidente de William Bridges & Associates, el proceso de transición es mucho más importante que el cambio en sí y debe ser gestionado cuidadosamente. El cambio es signo de vitalidad en la empresa, saber adaptarse a nuevas situaciones y su futuro está garantizado. Debemos distinguir entonces entre cambio y transición. Entendemos por cambio a la modificación exterior en el tiempo de una situación. Es objetivo, real, palpable, organizable, se puede anticipar y se ubica en un tiempo determinado. Por ejemplo, cambio de oficinas, de director, de estrategia, de organigrama, de actividades… la gente se siente impotente ante esos cambios.
 
Por el contrario, transición es un proceso personal, interior, que no se ve y que no está adscrito al tiempo. Es la repercusión en mí del cambio que uno ha tenido. Hay una transición para cada persona y también un periodo distinto en pasarla. Es la consecuencia humana y personal del cambio. La transición se inicia cuando algo termina. El periodo anterior ha terminado y empieza algo distinto, por tanto pierdo algo  el confort de mi puesto, amigos, el conocimiento de los circuitos, mis redes de poder, mi imaginación de la próxima etapa  . La transición es siempre tabla rasa. Aunque una transición sea positiva empieza con un sentimiento de pérdida. Un bebé en una familia conlleva menos libertad, menos sueño. Una promoción profesional conlleva pérdida de igualdad con el resto de compañeros. Con el cambio siempre se pierde algo. Por lo tanto, la transición empieza en el momento que se da el cambio y habrá tantas transiciones como número de personas tenga la empresa y cada una a su propio ritmo. Según W. Bridges «el cambio será exitoso si la transición de todas las personas ha sido exitosa».
 
Cada vez que se produce un cambio, desaparece todo lo anterior y se empieza una nueva etapa. Ahora los trabajadores deben imaginarse un futuro para ellos, a pesar de la pérdida de comprensión, de seguridad, de confort, de costumbres, de relaciones… Es el momento de crear una nueva identidad para afrontar este nuevo periodo.

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