Debate para sordos

Tejada

La tentación era demasiado fuerte para resistirse y no he podido dejar de apuntarme a la Carta de Reyes y el espectáculo, vacío de soluciones, del pasado Debate anual del Congreso. De verdad, para eso, ya tenemos las revistas del corazón y los programas azucarados de esa pornografía televisiva, que desnuda para el público la vida de los que viven de eso.

Como si las empresarias viviéramos en un mundo aparte, lo que acaba de sacarse de la «chistera», viene de lo de «chiste» ¿no?, pues son como las limosnas de San Lázaro, vamos que hace falta tener mucha fe para pensar que con cuatro subvenciones, con 420 euros por familia, un poco de obra pública y con la píldora del «año después» se resuelve el problema.

Perdonen señores, pero el problema no está ni en debatir si se abarata el despido, ni en subvencionar la compra de automóviles, ni regalando matrículas gratis de master para estudiantes que no encuentran trabajo. Por favor, no vendan más este optimismo antropológico, no más parches, ayuden a las pymes, favorezcan los créditos, dejen de mangonear con las autonomías, creen microcréditos para emprendedoras, ayuden al que quiere hacer cosas y déjense de palabras abstractas como la llamada nueva «economía sostenible», para cambiar el modelo de productividad, porque las soluciones son para «ayer».

Reconozcamos ya de una vez, que ya despertamos de un cuento que nos «vendieron» con la idea de país rico, autosuficiente con escuelas, sanidad y servicios propios de una sociedad del bienestar, que sólo se preocuparía de decidir su ocio. Hasta hace poco se hablaba de trabajar menos y ganar más mientras se despilfarraba por doquier con inventos como el Forum de mi tierra, la Cartuja, el Terra Mítica o la especulación urbanística, que más da, no nos ha hecho mejores ni viviremos de eso.

La única realidad es que ningún Estado te garantiza un trabajo, ni te asegura el bienestar más que tu propio esfuerzo, y eso las mujeres lo sabemos muy bien, sobre todo las que trabajamos y especialmente las que ni siquiera tienen un salario. Aquí no vale gobernar con cara de «simpático» sino de eficiente, es hora de poner a prueba los miles de masters de otros tantos licenciados, que en su mayoría han costado a la sociedad el 75% de sus estudios, para que aporten ideas, innovación, sentido común y sobre todo, sus ganas de trabajar.

Y los políticos lo que deben hacer son dos cosas importantes, además de proporcionar servicios y velar por la seguridad. La primera, crear un entorno que favorezca el espíritu emprendedor y que permita la competitividad y el desarrollo de las empresas que son las que dan trabajo y de las personas que son quienes lo hacen.

Y la segunda sería acompañar a los ciudadanos, esto sí, pero sin mentir, sin demagogia, con realismo, aprovechando el privilegio de conocer e intervenir en la macroeconomía internacional y así propiciar las condiciones para que surja el talento de la gente, o sea, cuidar a la gente, pero no porque sean votante, sino simplemente porque somos personas.

Mª Ángeles Tejada
Presidenta de Fidem y Directora General de Randstad Especialidades

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