Contra el paro, ideas

Mª Ángeles TejadaProbablemente la mayor diferencia entre un empresario y alguien que no lo ha sido nunca sea la forma en que se entienden y se asumen las cifras.

Por mi experiencia como empresaria, puedo decir que a la vista de la simple cuenta de explotación que de forma periódica nos pasan los financieros, de forma instintiva, no me era difícil comprobar donde se producían los “gaps” o por qué iba mejor o peor un área de gestión o un producto. Y no es sólo intuición, sino la visión global del negocio que obviamente no tiene el profesional dependiente, en una empresa, especialmente si es de cierto tamaño.

Por eso, al hacer un corto balance del año que hemos dejado atrás, no me hacía mucha falta contrastar, que con 57,4% de paro juvenil, sólo superado por Grecia (58%), estamos en la cola europea, al menos en la posibilidad de dar trabajo a  estos jóvenes, gran parte de ellos universitarios que hoy por hoy no tienen otra alternativa para trabajar, que no sea emigrar, o reciclarse a otro tipo de trabajos con más demanda.

Ante esta situación, lo primero que una se plantea es pensar en lo que se ha hecho mal, en estos últimos 10 años y no se trata sólo de los problemas turbios de la política que todos sabemos, la cuestión sería analizar las causas, admitirlas y buscar caminos de solución.

No hace falta ser muy perspicaz para descubrir que el empleo lo dan los empresarios, por tanto hay que fomentar como sea la emprendeduría, que no es otra cosa que esta actitud  personal para perder miedos e iniciarse en la aventura. Pero, además, por parte de la sociedad, deberían retomarse algunos valores, que quedaron un poco atrás, con esta obsesión por el estado del bienestar, que de tan obvia, hasta nos olvidamos que alguien debía acabar pagando por merecerla y disfrutarla.

Naturalmente deberían hacerse reformas de fondo y no sólo en lo laboral,  porque la gente ya ha aceptado que sólo puede aspirar a estar en activo, en distintos trabajos, en vez del trabajo de por vida utópico. Pues bien, estos cambios deben ser más profundos y sólo pueden hacerse  por la vía de la educación; deberíamos ser capaces de generar más confianza, para que los jóvenes se atrevan a tomar iniciativas. O, dicho de otra forma, a “jugar solos”, asumiendo riesgos y responsabilidad, pero con mayor implicación, tutorizando su crecimiento y es función de padres, maestros y empresarios, acompañar a las futuras generaciones, a fin de que descubran su talento y sobre todo puedan identificarlo, con un oficio, que les permita ser útiles y ganarse la vida.

Es cierto, que  la mayoría de personas, que un día decidimos ser empresarios no tuvimos excesiva ayuda, ni por la familia, porque en muchos casos era materialmente imposible, ni mucho menos por la administración, o por la vía universitaria, pues la experiencia en emprendeduría se aprende sólo haciendo y sobre todo equivocándonos, pero todas y todos, tuvimos al lado, a gente que confió en nuestros sueños, y que nos eligió para llevar a cabo un camino empresarial.

Quizás si recuperamos un poco este espíritu, que estoy convencida que aún subyace en nuestra sociedad, podremos despertar muchas conciencias de jóvenes, que gracias a las nuevas tecnologías, redes sociales, ayudas de entidades y sobre todo, una pequeña actitud personal, sean capaces de alumbrar empresas, a menudo como un medio para “crearse su propio trabajo” pero sin duda generando una energía en el entorno, del que tod@s saldremos beneficiados.

Por Mª Angeles Tejada, Dtora. Gral. de Public Affairs de Randstad y Presidenta de Fidem

 

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