¿Cómo decir “No” a tu jefe?

Estás saturada de trabajo y tu jefe te encomienda una nueva tarea ¿Es posible negarse? o bien te proponen un ascenso que no te interesa ¿Cómo rechazarlo sin caer en desgracia?

Algunas veces aceptamos determinadas situaciones simplemente por no generar un conflicto o por miedo a las consecuencias. Sin embargo, la mayoría de los jefes están más dispuestos a aceptar una negativa de lo que  suponemos.

Según una encuesta realizada por la consultora Otto Walter, el 56% de los directivos espera que sus colaboradores “discrepen y den alternativas” y “pregunten sin temor”. Sólo un 5% “no acepta las reivindicaciones de sus empleados”.

Entonces, ¿por qué autocensurarnos cuando debemos exponer algo a nuestros jefes? Vayamos al principio, la  mayor parte de los objetivos de las empresas se resumen en dos: o bien generar mas ingresos (a través de: mejoras de calidad, clima laboral, expansión, desarrollo de productos, mejoras de procesos, elaboración de presupuestos, etc.) o bien reducir gastos.

A la hora de entrar en el mercado de trabajo, las personas buscan empleo, las empresas soluciones que les permitan alcanzar sus objetivos. En el día a día, ocurre lo mismo, cuando un jefe nos plantea una nueva tarea o un nuevo destino, lo que necesita de ti es que formes parte de la solución, no parte del problema.

¿Cómo podemos hacerlo en la práctica? 

1.- Investiga: ¿Qué nivel de importancia tiene para tu jefe lo que te está pidiendo? 

No es lo mismo un trabajo que le han solicitado sus jefes o que debe entregar en la administración con una fecha límite, que algo que se le ha ocurrido a última hora y que no va a ser implementado de momento. Conocer su motivación te ayudará a medir hasta que punto puedes negociar con él.

2.- La cultura de la empresa. 

Hay determinados temas que no admiten negativas, aplazamientos ni negociaciones, por ejemplo, si en tu empresa todos los viernes se celebra un reunión para planificar las actividades de la siguiente semana y para ello debes tener procesados y evaluados determinados datos, es difícil que un No sea admitido como alternativa válida.

3.- Analiza, decide y comunica con asertividad. 

No actúes por impulso. Tómate un tiempo para analizar la situación, tus objetivos (a medio y largo plazo) y pensar tu respuesta. A la hora de exponer tu posición, agradece que se te haya tenido en cuenta y define la situación de un modo específico. A partir de ahí, es importante que busques puntos de coincidencia “estamos de acuerdo en que” “los dos queremos…” Siempre es más sencillo arrancar con de los puntos que os unen que con los que os separan. Ya puedes exponer tu posición, hazlo asertivamente.

 

SITUACIONES CONCRETAS

Rechazar un ascenso no deseado 

Pasar a un puesto superior no siempre es interesante para nosotros: tal vez el esfuerzo y la responsabilidad no nos compensen a nivel personal o económico, tal vez desde esa nueva posición nos resulte más difícil promocionarnos después hacia el lugar donde realmente queremos estar… puede haber muchas razones.

Antes de dar un paso, averigua cuales son las necesidades reales. ¿Qué hay detrás de lo que te están pidiendo? ¿Cuál es el para qué?. De cara tu futura “estrategia” (e imagen en la empresa) esa información es mucho más valiosa que un lacónico “¿Por qué tengo que ser yo?”

Sobre todo, lo que debemos evitar es transmitir la idea de que nos asustan los retos,  o que no estamos comprometidos con la organización.

Por ello, a la hora de dar una negativa, debemos explicar con claridad cuales son las razones que nos empujan a ello. Estas razones pueden ser personales o profesionales, no importa, pero sí debemos dejar claro que estamos abiertos a nuevos ascensos.

Una vez hecho esto, es importante ayudar a tu jefe a encontrar una solución a su problema, tal vez proponiéndole otras alternativas en forma de personas de la organización. El que a ti no te resulte interesante el puesto no significa que no lo sea para otras personas, no todos tenemos las mismas prioridades y objetivos. Eso si, tu explicación debe ser honesta y transmitir tu implicación con la empresa.

¿Qué pasa si tú eres “la única que puede hacerlo” o eso te dicen?

Si la primera negativa no es aceptada, cabe la posibilidad de buscar otro profesional en el mercado, con un perfil igual o superior al tuyo o incluso inferior, en este caso, podrías comprometerte a formar o mentorizar a esta persona.

Un trabajo inesperado y urgente 

En principio, tu función es realizar las tareas englobas en tu puesto, así que si se trata de una de ellas, resulta complicado negarse a aceptarla. Sin embargo, si debido a la presión del tiempo no es viable realizar la tarea en cuestión, en lugar de responder con un No rotundo, siempre existe un margen para la negociación, por ejemplo, intentar alargar el plazo de entrega.

Otra opción es desglosar el trabajo en partes, explicar el tiempo que te requiere cada una de ellas y proponer entregas parciales.

Trabajar con un plazo de finalización excesivamente corto repercute en la calidad, porque se cometen errores que de otro modo no se producirían, así que este es un punto importante a comunicar “si tengo que elaborar este informe para ayer, no puedo garantizar la calidad a la que estamos acostumbrados, es posible que cometa fallos”.

Sobrecarga de trabajo 

Está claro que todos tenemos un límite y que el tiempo no es elástico. Llega un momento en el que no podemos absorber más tareas. En estos casos, en lugar de negarte a hacerlo, es más positivo plantear una reunión donde expongas tus trabajos pendientes de realizar y decidir con tu jefe cual es la prioritaria, cuales se pueden delegar en otras personas y cuales se pueden aplazar para momentos con menos carga de trabajo.

Dar tu opinión negativa sobre su último proyecto 

Recuerda que por muy bien que te lleves con tu jefe, si es el caso, os encontráis en un entorno profesional. Así que en una situación delicada como esta, no debes utilizar un lenguaje coloquial, es preferible emplear expresiones neutras y argumentos lo más objetivos posible para mantener su confianza y ser a la vez honesta.

En definitiva, a no ser que tu jefe sea extremadamente autoritario e inflexible, siempre existe un margen para negociar con él, para hacerlo sin dar pasos en falso, es importante que valores con serenidad la situación y pongas sobre la mesa las soluciones más adecuadas para ti y para tu empresa. De este modo, ambos saldréis ganando.

Isabel Gómez

Asesora y coach profesional en Éxito en Femenino www.exitoenfemenino.com. Licenciada en Ciencias del Trabajo, Master en Marketing, MBA y Emprendedora vocacional. Isabel asesora a personas que desean desarrollar un nuevo proyecto profesional desde cero hasta su puesta en marcha con su programa ‘Reinventa tu carrera’. http://www.exitoenfemenino.com/reinventa-tu-carrera/

 

 

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