Cambiar de calle

En estos tiempos compulsos que vivimos, me viene  una frase de Ortega y Gasset, uno de nuestros grandes pensadores modernos y cuya lectura recomiendo, juntos a otros filósofos realistas, porque ayuda a situarse algo más, que falta hace.

Ortega decía que “las ideas se tienen pero en las creencias se está”, el problema es que hoy hacen falta las dos cosas  y especialmente en el mundo emprendedor, donde faltan ideas que se pongan en marcha con la suficiente voluntad y creencia de que funcionarán.

Las empresas nunca funcionan por casualidad y  aunque se nota mi estilo práctico de tratar los temas, no creo lo que decía un estadista alemán, Konrad Adenauer, quien fue uno de los padres del llamado “milagro germánico” de los años 50, y que afirmaba que la suerte “es como un dardo que hace blanco donde menos se espera”. Para mí, si apuntas bien y aplicas un buen método, ayudas a  que la suerte vaya donde tiene que ir.

Por ello, una empresa no es una suma de casualidades sino la aplicación de unos principios, valores y creencias, que si te los crees, los aplicas y eres capaz de inspirarlos a la gente que confía en ti, normalmente funciona  y al final ganan todas y todos, que es de lo que se trata.

Hay algunas empresas que en su área de recepción, lugar donde se simboliza la mejor bienvenida y acogida a los visitantes, muestran y escriben algunas palabras, consignas o frases que representen normalmente sus valores. Quiero recordar una primera palabra escrita en la recepción de una empresa de Badalona, que dirige una de mis mejores amigas, Ana Núñez de Anudal, y que es “Innovación”. Sin duda, evidencia sus creencias, su forma de trabajar e involucra a todo el equipo humano de su empresa.

No es casualidad que la proclamación de sus valores comience por la innovación y, ¿esto qué quiere decir? Pues simplemente que no tenemos que limitarnos a hacer lo que venimos haciendo por rutina, aunque funcione, sino que deberíamos ser capaces de  adelantarnos a lo que se debe hacer a partir de  mañana;  pues a menudo, el conformismo actúa como un freno para crecer, mientras sigue la evolución de la vida. El problema de la evolución, es que no consiste en una opción como algunos creen, sino que es inevitable como la vejez.

Yo tengo mi pequeño secreto cuando busco nuevas ideas o quiero ver las cosas desde otro escenario,  y es pasear, pero no hacerlo por los mismos itinerarios de siempre, sino cambiando de calle y descubriendo nuevos trayectos. Si seguimos los mismos itinerarios es difícil que pase algo nuevo, en cambio, si mantenemos la atención y literalmente caminamos cambiando el recorrido, es probable, que haya nuevas imágenes que iluminen nuestra mente  y nos ayuden a ver cosas distintas y por tanto a hacer cosas diferentes.

En este mismo espacio, recuerdo haber manifestado en repetidas ocasiones, que la crisis se traduce en determinadas lenguas asiáticas como oportunidad y ello es indicativo de que cada  cambio que hemos tenido en nuestra propia vida ha significado una crisis anterior; recordemos nuestro traspaso a la pubertad, la madurez, el primer examen oral, el primer discurso o el estreno del carnet de conducir, todo ello han sido pequeñas crisis y “miedos” cuya superación ha supuesto aprender y hoy se han incorporado como un éxito y una fortaleza a nuestra vida.

Creo que la primera gran apuesta que debemos hacer para cambiar o mejorar algo de nuestra vida tiene que ver con la evolución: A mí personalmente me gustan las personas que se hacen preguntas del tipo: ¿por qué? ¿por qué no? Esto mismo nos lo hemos planteado todas las mujeres que hemos querido crear un proyecto empresarial, naturalmente, cuando te planteas una idea nueva no piensas en el riesgo pero creo que hoy en día, es aún más arriesgado no evolucionar o no hacer nada, ¿no creéis?

Mª Ángeles Tejada

Dtora Gral de Public Affairs de Randstad y Presidenta de Fidem