¿Los bañadores han venido para quedarse?

Si nos paramos a pensar y viajamos unos cuántos años atrás, nos resulta difícil imaginar cómo era el momento de ir a la playa para las mujeres que, por el simple hecho de lucir un traje de baño, suponían un auténtico despropósito y un escándalo social. Esto, por supuesto, solo era el reflejo de una sociedad en la que ellas estaban, de manera notable, en desigualdad de condiciones en cualquier sector posible.

La moda, por suerte, ha evolucionado de la mano de una sociedad que cada vez es más justa, atrevida y luchadora, que no se conforma y que reivindica unos derechos igualitarios para ambos sexos. ¿Qué pensarían las miles de chicas que hoy lucen en nuestro país, con total libertad, sus trajes de baño en playas y redes sociales, si supiesen que en la primera década del siglo XX, por ejemplo, estas piezas cubrían casi todo el cuerpo? Monos de manga corta y pantalón por las rodillas, monos de tirantes y pantalón por el muslo o modelos de una sola pieza con tejidos como la lana son algunos de los antepasados del que en 2018 es, sin duda, la pieza estrella del verano.

A pesar de que en los años 40 se da cita el nacimiento de los primeros bikinis, estos no llegaron a triunfar hasta los años 60 y sorprende pensar que no fue hasta los 2000 cuando el bikini y el bañador se fusionaron para crear el trikini, un concepto que hoy tenemos totalmente asimilado, ¿verdad?

La evolución de los bañadores en las últimas décadas ha tenido sin fin de altibajos hasta conseguir, incluso, dejarlo en el olvido y hacer creer a las generaciones más jóvenes que este solo era cosa de madres y abuelas. Los bikinis han sido el centro de todas las miradas hasta hace un par de años cuando el traje de baño de una sola pieza, pillándonos casi por sorpresa a todos, volvió a colocarse en la primera posición, ¿a qué se debe este fenómeno?

Sin duda, todos hemos escuchado aquella frase de “la moda siempre vuelve” y esta vez, además, parece que el bañador ha venido para quedarse. Los motivos de su éxito son muy variados, podemos hablar desde la preocupación de una población cada vez más consciente por las consecuencias y daños del sol en su piel hasta de aquellas mujeres que simplemente se sienten mucho más cómodas y sexys con él. Lo que está claro es que da igual la forma, el color o el estampado, ya no hay nadie que se le resista.

Otra de las partes fundamentales en todo este boom es el papel que han jugado en él las influencers y celebrities de todo el mundo. ¿Qué it girl se ha quedado sin lucir un bañador en sus perfiles de redes sociales en los últimos veranos? ¡Ninguna! Y, por supuesto, lo que ellas exponen es lo que millones de personas entienden que es lo que se lleva y, como consecuencia, lo que esos millones de personas acaban deseando y comprando.

Además de todo esto, cabe destacar que el bañador se ha convertido en una pieza que da la posibilidad de ir más allá de la playa o la piscina y es que, simplemente añadiéndole un short, un pantalón o una falda, es la parte superior ideal para lucir cualquier look: en un paseo, en una fiesta, en una cena… ¡Las posibilidades son infinitas!

Ahora bien, ¿todos los bañadores son iguales? Por supuesto que no. El traje de baño es una prenda fundamental en el armario de una mujer y, por ello, su calidad no debe ser inferior a la de otra pieza clave como pueda ser una blusa o un vestido. La calidad de la materia prima, el mimo en el patronaje y el cuidado de las costuras son los ingredientes fundamentales para conseguir el modelo ideal.

Sí, definitivamente, el bañador es la estrella del verano y… ¡Que así sea durante mucho tiempo!

 

Marcos Pizarro

Director General de Venus

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