Al poder elegir si lo hacen de forma anónima o no, y cuál es el profesor que debe recibir el mensaje, los adolescentes sienten la confianza suficiente para dar el paso y compartir lo que les preocupa.
Así, ya se han dado casos de chicos y chicas que, al detectar comportamientos extraños en relación a la alimentación en sus compañeros, lo han hecho saber a sus profesores de más confianza, permitiendo al centro una intervención rápida, que puede ser clave a la hora de evitar consecuencias mayores.
Esta detección, por otro lado, supone un reto importante para las escuelas: hay que saber hacer una gestión rápida y eficaz del conflicto. Con el fin de hacer más efectiva la intervención, B-Resol firmó el pasado 11 de julio un convenio de colaboración con la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB).
Este convenio establece que la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia pone a disposición de los centros educativos que trabajan con B-Resol, su equipo de profesionales y voluntarios, y que B-Resol se compromete a facilitar los datos de contacto de ACAB a los centros educativos para un asesoramiento profesional ante los posibles casos detectados.
Con esto, tanto la ACAB como B-Resol pretenden poner todas sus herramientas para ayudar a las personas afectadas por trastornos alimentarios, sus familias y los centros educativos implicados.
“Cuando creamos B-Resol, no se nos ocurrió que pudiera ser útil para detectar trastornos alimentarios”, explica Josep Fígols, CEO de B-Resol, “ha sido la realidad la que nos ha demostrado que también podíamos ayudar a los centros ante estos casos”. Y añade, “todos los expertos en TCA coinciden en que una detección precoz del trastorno puede ser vital. Es por ello que, con este acuerdo y nuestra herramienta, hemos querido dar recursos a los centros para que puedan ayudar de la forma más rápida y eficaz posible todas las personas afectadas”.