Aprender en positivo

No cabe duda de que todas las situaciones difíciles nos resultan incómodas, representan un peligro y siempre entrañan el riesgo de no poder superarlas. Por estar inmersos en ellas, a veces no somos capaces de percibir que estas situaciones son una oportunidad para seguir avanzando, nos ayudan a desarrollar nuestra creatividad y nos aportan experiencia.
 
Afortunadamente, la realidad se impone en forma de problema, con lo cual se evita el peligro de optar por la comodidad inactiva; hay que dar una respuesta, y no podemos quedarnos sin hacer nada y seguir como estamos.
 
Las situaciones difíciles no son más que el resultado de otras situaciones que en su momento tal vez no hayamos afrontado, por una falta de sentido crítico. Las situaciones difíciles se presentan normalmente en forma de graves problemas en los planos económico, social y ético. El empresario lo vive a través de estos grupos que hoy son igualmente importantes:
• Mayores dificultades en el entorno: crisis económica (hay menos oportunidades y es más difícil hacer negocio).
• Mayores dificultades dentro de la empresa: crisis social (es más difícil satisfacer las demandas de los distintos grupos que la componen).
• Mayores dificultades a la hora de unificar esfuerzos hacia objetivos de interés general: crisis de autoridad, crisis de valores éticos (es más difícil conseguir que la gente se mueva por otra cosa que no sean sus intereses personales a corto plazo).
 
Debemos ver las situaciones difíciles como una oportunidad para que los hombres de empresa acaben configurando su profesión con toda la profundidad que ésta ha de tener y que el tiempo que vivimos nos exige. Por lo pronto, los problemas significan que tenemos la oportunidad de mejorar, que nos empujan a tomar nuevas decisiones y a asumir iniciativas que, probablemente, no pensábamos asumir. No es extraño que aquellos cuyo motivo dominante fuera  ganar dinero se sientan profundamente desalentados y no vean ninguna razón para seguir con su profesión. He dicho desalentados y no simplemente incómodos porque la dificultad es incómoda para todos, como lo es una fuerte tormenta en el mar para un capitán de barco, por grande que sea su vocación profesional. Los que sientan más profundamente los otros aspectos de la profesión, que son quienes la sacarán adelante, será bueno que recuerden que cuando un ser humano tiene claro para qué hacer las cosas, es capaz de soportar cualquier cómo.
 
Como empresarios, a la hora de afrontar situaciones difíciles debemos poner en marcha nuestra creatividad implicando a todas aquellas personas que necesitan resolver problemas tanto como nosotros.
 
Por ello es importante tener en cuenta que hay que:
• Buscar oportunidades, formas innovadoras para cambiar la situación que tenemos.
• Ser capaces de visualizar nuestro futuro como empresa, creando la imagen ideal de lo que queremos alcanzar.
• Fomentar la colaboración y generar espíritu de equipo (la participación de los demás ayudará a encontrar las soluciones y fortalecerá al equipo).
• Dar ejemplo, estableciendo valores sobre cómo deben ser tratados los problemas para obtener soluciones adecuadas.
• Reconocer la contribución del equipo y de los individuos celebrando sus aportaciones y sus logros.
• Aprender de los errores.
• Promover la audacia y fomentar la decisión de correr riesgos.
• Hacer que algo ocurra.
 
Debemos ser capaces de utilizar estos elementos para convertir las incertidumbres en resultados positivos y ahora tenemos una realidad que nos permite entrenarnos para alcanzar un  gran hábito: aprender en positivo.
 
Ana Mª Herrero

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