Que levante la mano

ÁNGELES TEJADA

Y al momento de forma espontánea, levantaba mi brazo infantil. Aquel recuerdo del aula de mi colegio lo asocio ahora a una actitud frente a la vida y a algo que definimos como parte del carácter de cada persona, ya que esta disposición para asumir compromisos y realizar tareas me ha acompañado siempre. Aunque ahora la denominamos emprendeduria, lo cierto es que emprender no es otra cosa que tomar partido, asumir responsabilidades y ponerse al frente de algún proyecto propio o de otros, pero asumiendo el compromiso y poner todo el valor para liderarlo.

Vivimos en tiempos distintos, es cierto, pero en realidad la gente siempre es la misma. Naturalmente han cambiado muchas cosas en cada uno y en el entorno, la economía ha pasado de cubrir necesidades a crear otras nuevas y, además, la tecnología ha dado luz verde a una cuarta revolución industrial a la que llamamos era digital. Pero, en realidad, las personas somos las mismas, con otro escenario, y distintas limitaciones, con un cambio de valores que ha significado un retroceso en muchos casos, porque en el camino se ha perdido respeto, empatía y, claro está, liderazgo. Pero, sin duda, las mujeres hemos ganado oportunidades para demostrar talento y estamos progresando hacia esta normalidad de género que debería ser natural, pero con la carga de un pasado muy discriminatorio. No acabamos de superar, en realidad, no se trataba simplemente de buscar sustantivos que suenen bien como empoderamiento, visibilidad o liberación, pues todas las mujeres con independencia de su procedencia y de qué trabajan, se ocupan además de su familia y de sus hijos. Y ya está empoderada con creces porque su aportación de valor es visible para toda la sociedad, excepto para los que prefieren ignorarlo, porque no olvidemos que toda esta gente que vive en una playa sin mar, normalmente no es capaz de enterarse, ni comunicarse con nadie más allá de su propio ombligo.

Tener la oportunidad que me ofrece Mujeremprendedora de poder establecer un puente con miles de lectoras y lectores, representa un privilegio para mí y otras colegas y, todo ello, gracias a la iniciativa de Manuel Bellido y su equipo de Informaria, cuyo proyecto cumple ahora sus primeros 25 años. No voy a descubrir sus méritos, su perseverancia, respeto y solidaridad con el colectivo de mujeres profesionales, pero sí quiero agradecer de forma muy especial esta sensibilidad que no es otra cosa que el reconocimiento público mes a mes en cada edición de la revista Mujeremprendedora a todo el colectivo de mujeres que día a día empujan el “carro” de su proyecto profesional, con la única finalidad de servir mejor a la Sociedad. Probablemente, durante años, las mujeres hemos sido invisibles, aunque no hacían falta mascarillas para descubrir que sonreímos con la mirada. Es posible que estemos en un modelo empresarial acostumbrado a nominarse en masculino, sin embargo, ninguna generación puede evolucionar si no es capaz de plantearse nuevos retos y creo que, para Manuel Bellido, la razón de su decidida vocación como empresario honesto, divulgador y fiel a sus principios, sería plantearse que en realidad la mejor apuesta para el futuro, quizás no fuera tanto una cuestión de hombres o mujeres, sino simplemente de personas, que levantan el brazo porque simplemente quieren construir un mundo mejor para todos.

Mª Ángeles Tejada

Directora de Public Affairs de Randstad y Presidenta de Honor de Fundació Fidem

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