Dame un propósito

Mª ÁNGELES TEJADA. RANDSTAD

No creo que la principal motivación con la que nos levantamos todos los días sea querer cambiar el mundo, por bien que suene es demasiado retórico, pero pienso que estamos aquí para cumplir una “misión vital” que tiene que ver con nuestra condición humana. La verdad es que elegí ser una mujer emprendedora teniendo muy clara mi vocación de crear, organizar y gestionar proyectos éticos y útiles con otras personas, y todo lo demás viene después. Hace falta la actitud o esta motivación que nos inventamos día a día, para seguir este propósito, pero importa más saber qué queremos que el “cómo” vamos a hacerlo, la decisión es individual y el éxito dependerá del compromiso que queremos asumir y del esfuerzo que vamos a dedicar, además de la diosa fortuna.

Se trata de acertar en este factor de oportunidad de mercado, y de esto tanto los sociólogos como los financieros y la gente de marketing saben mucho porque se dedican a estudiar tendencias. Con la pandemia, muchas previsiones con las que habían especulado se han ido al garete, pues los hábitos de consumo cambian en la mayoría de sectores, en especial en aquellos que superan las compras básicas necesarias, pero seamos optimistas porque como dice Machado, todo pasa… y lo nuestro es pasar. Las personas que piensan que vivir significa algo más que la supervivencia, deberán ser más creativos, reinventarse y buscar energías transversales, pues de esta crisis surgen opciones interesantes como el networking, los bussiness club, el e-learning, incluso el coworking, y también se popularizan otras formas de comunicación, que no suplirán la emocional y directa, pero pueden complementarla.

Si nos preguntamos qué vamos a sacar de bueno de todo lo que pasa, la respuesta es que todo será un poco diferente y será lo que decidamos. Pensemos en el planeta, parece que se ha tapado el agujero de ozono, esta primavera el campo huele mejor y todo renace de nuevo, hemos aprendido a añorar las ausencias y redescubrir el placer de “reventar burbujitas” incluyendo a esta gente que creíamos cercana, pero que nada tiene que ver con nosotros. Somos más celosos de nuestro tiempo porque podemos pensar un poco más y así conocernos mejor, descubrimos nuevas aficiones y exploramos la empatía hacia estas personas que luchan y sufren con el virus y, de paso, nos hemos enterado que somos humanos y muy parecidos.

Pero sin duda, lo mejor, como dice la Dra. Robin Wall, ha sido aprender de la resiliencia de las plantas, notar como vuelven a florecer incluso después de haber sido cortadas. Esta capacidad de revivir y renovarse responde al amor y la generosidad que nos regala la naturaleza y de la que deberemos aprender. A menudo tememos a los que son diferentes, cuando en realidad formamos un todo y la incomprensión duele más que las pandemias, porque nos necesitamos. Como emprendedora sé perfectamente que detrás de cada empresa existe un sueño, un propósito y un proyecto de viabilidad que supera la parte mercantil o el simple negocio. Caminemos pues hacia una realidad capaz de aportar soluciones a los demás de forma ética, eficiente y sostenible, y que el fin sea compartirlo con otras personas formando parte de su propósito vital y no debemos tener miedo a morir sino a perder la vida.

Mª Ángeles Tejada

Directora de Public Affairs de Randstad y Presidenta de Honor de Fundació Fidem

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