Recordando a Dulce del Moral

Ana Pérez LunaLas mujeres pagan las proezas con su olvido, cosa que los hombres hacen con su gloria, así nos lo enseñan los libros de Historia, de Literatura, de Arte, desde los textos infantiles a los ensayos para “cultos”; poca gala hacen unos y otros a la proporcionalidad numérica que guarda ambos sexos en nuestro ecosistema. Y es que me sigue sorprendiendo, a pesar de la constante evidencia que muestra todo nuestro entorno, que a las mujeres nos cueste tanto lo que al sexo masculino tan poco, dentro del mismo escenario de venta.

Esta peculiaridad que sobrelleva el sexo femenino es común en todas las esferas de la vida cotidiana y no tan cotidiana. Pareciéndome preocupante como mujer, y como representante sindical, lo angosto que resulta el mercado de trabajo para las mujeres; soy consciente, también como mujer, y como mujer lectora, ciudadana, feminista y también sindicalista, de la dificultad de salir del anonimato cuando se es protagonista del destino propio y del curso del que pueda tomar el de los demás.

Es en esto último donde hoy me quiero detener. Mujeres protagonistas de la Historia a pesar de la falta de títulos en mayúscula y enunciados en negrita. Creo fundamental visibilizar a las mujeres que nos han dedicado su vida a travDulce del Moralés de su obra en la sociedad. Y en particular, me quiero centrar en la figura de Dulce del Moral, una mujer cuyo nombre aparecía de forma recurrente en los años que llevo militando en el sindicato UGT.

Cada vez que echábamos mano a la Historia del sindicato para reencontrarnos con nuestros principios, los compañeros, las compañeras, atisbábamos un nombre, Dulce del Moral, una mujer de bandera, de altos ideales, una mujer muchas veces dirigente, y una mujer, como tantas otras, en peligro de extinción en la memoria de los presentes y condenada al olvido en el recuerdo del mañana.

La dictadura no quitó ojos de encima a Dulce del Moral, quien compaginó clandestinidad política con un socialismo comunitario activo entre las personas de su entorno, como lo hizo tanta gente y con el poco espacio que dejaba la represión. La dictadura no pudo con esta mujer de armas tomar, mujer de partido y sindicalista pragmática, que siguió proyectando todas sus fuerzas, que siempre le quedaron, en nuestra Transición hacia la Democracia.

Sirva de ejemplo su vida en los duros tiempos de hoy, que sin ser peores que los que a Dulce del Moral, así como a nuestros padres, madres, abuelas y abuelos les tocó vivir, sí están poniendo en grave riesgo de eliminación cuántos derechos, libertades y avances ha costado a este país ofrecer a la ciudadanía, en estos treinta y siete años de Democracia.

Recordar y poner en valor ideales por los que muchos y muchas murieron, vivieron en el exilio, o fueron duramente reprimidos y reprimidas. Poner en valor la vida de una mujer, Dulce del Moral, que sólo generó energía, desde una fugaz República, durante toda una larga Dictadura, e inagotable en la Transición Democrática.

Ana Pérez Luna
Secretaria de la Mujer en UGT Andalucía.
@AnaPerezLuna

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