Zenobia Camprubí Aymar, una de las mujeres que han construido la historia de España

Zenobia-Camprubí-webEscritora y traductora –  No es andaluza de nacimiento pero fue nombrada hija adoptiva de Moguer. De hecho al recibirse en Moguer la noticia de su muerte, el mismo día 28 de octubre de 1956 -dos días después de que a su marido, Juan Ramón Jiménez se le concediera el Premio Nobel de Literatura- , y aunque era domingo, la corporación municipal celebró una sesión extraordinaria en la que se acordó en primer lugar nombrar Hija Adoptiva de Moguer a Zenobia Camprubí, solicitándose además al Ministerio de la Gobernación la autorización correspondiente para denominar con el nombre de Zenobia Camprubí a la calle de las Flores. Tenía 69 años.

Su marido reconocía que su esposa era «la verdadera ganadora de este premio». Un cáncer detectado muchos años antes y del que se operó en 1951, la lleva a la muerte. Sin embargo -de ahí la expresión de Juan Ramón Jiménez- se consagró en aquellos años a la obra de su marido y a ordenar y a colocar libros y objetos de Juan Ramón Jiménez en la sala que la Universidad de Puerto Rico, donde entonces residían, les había cedido y que pasará a denominarse Sala de Zenobia-Juan Ramón Jiménez. Tres días antes de morir, a Zenobia, agonizante ya, le dan la noticia de que su marido ha sido galardonado con el Premio Nobel y ella, que tanto había hecho para que se lo concedieran, es la encargada de comunicárselo al poeta. Más tarde le pedirá a su sobrino que cuide de él. Su fallecimiento se produce en la Clínica Mimieya de Santurce, Puerto Rico. Juan Ramón Jiménez la sobrevivió dos años y en la actualidad los restos de ambos se encuentran en el Cementerio de Moguer.
Zenobia había conocido a Juan Ramón Jiménez en 1913, en una de esas conferencias celebradas en la Residencia de Estudiantes donde él trabajaba. En 1916 se casó con el poeta (diez años mayor que ella) en Nueva York. A partir de este momento, la vida de Zenobia se centró en dos aspectos: llevar adelante actividades socialmente comprometidas (en 1919, por ejemplo, funda en Barcelona la asociación «La Enfermera a Domicilio», una especie de servicio social clínico sin fines lucrativos) y apoyar a su esposo (será su traductora, correctora de estilo, secretaria, agente…). Su ambición no residía en la literatura, aunque destacó en ella, sino en alcanzar un ideal e hizo de Juan Ramón Jiménez una razón de su vida. De hecho no sólo lo sostiene a él, sino que sostiene los negocios que pueden mantener a la familia.
Y es que Zenobia Camprubí está considerada como una de las primeras grandes feministas de España, miembro destacado del Lyceum Club Femenino junto a Victoria Kent, desde el que reivindicó constantemente una mayor presencia de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad. Entre sus muchas iniciativas de carácter humanitario, destacaron varias campañas a favor de los niños españoles víctimas de la Guerra Civil, realizadas desde su residencia en Nueva York. Fue miembro de la Asociación nacional de Mujeres de Acción Feminista y Social y colaboró con María de Maeztu en el Lyceum Club, primer club de mujeres fundado en España.
De su actividad en el mundo de las letras, sobresalen las primeras traducciones al castellano de la obra de Rabrindranat Tagore y su constante difusión de la cultura y la lengua españolas, especialmente en los ambientes literarios de Estados Unidos, desde su puesto de profesora en la Universidad de Maryland.
La sombra de Juan Ramón oscurecía su talla, pero aún a pesar de ello y de la enfermedad y del carácter de aquel al que consagró lo mejor de su vida, fue y sigue siendo una de las mujeres que han construido la historia de nuestra tierra.

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