¿Y yo para qué sirvo?

Mª Ángeles Tejada
Mª Ángeles Tejada

Desde una óptica de marketing, la investigación es el camino para tomar decisiones, mejorar y naturalmente crecer, supongo que así las empresas pueden influir para que acabemos comprando los productos y servicios que nos proponen. Pero más allá de esta consideración, creo que necesitamos recurrir a indicadores y referencias para afrontar con mejor garantía el futuro, me refiero al económico, que siempre acaba vinculado al empleo y al trabajo.

En un país con 46 millones y medio de personas, tener un 24,1% de paro es un lujo que estamos pagando y que no se va acabar a corto plazo. Llevamos 7 años buscando causas, pero además de las que todos sabemos -la inadecuada preparación de la gente, la falta de empresarios y la negación del trabajo femenino que subsiste en muchos ámbitos- tenemos algo más de luz en el tema.

Lo que se ha evidenciado en estos últimos años de la llamada crisis es que como humanos no estamos preparados para afrontar la incertidumbre. Esta complejidad del ser humano la explica muy bien el filósofo francés Edgar Morín a través de su obra donde propone caminos que sin duda ayudan como el conocimiento útil,  de identidad, de comprensión y de ética.

¿Les suena todo eso? A mí mucho, porque tiene que ver con las competencias básicas para enfrentarse a la vida y, cómo no, al trabajo.

Todos sabemos que la prosperidad a la que apuntamos está relacionada con la economía y con la actividad. Dicho en lenguaje básico, las cosas cuestan dinero y para ganarlo hay que trabajar ¿nos entendemos?

Bien, pues tenemos una tasa de actividad de apenas un 54%, o sea, que descontando la gente que está en edad de trabajar y no tiene empleo, resulta que 17 millones de trabajadores (2013) deben trabajar para 15 millones de gente pasiva (jubilados, niños, etc.). Parece que no cuadra, pues la Unión Europea nos pide para 2020 un 74%.

La influencia de mujeres en el mundo laboral ha pasado de un 38% a un 53,6% actual, muy meritorio, aunque insuficiente si tenemos en cuenta que ha decrecido el número de mujeres entre 25 y 54 años, de un 59% a un 52% (según la EPA). También más paro juvenil entre 16 y 20 años. Si analizamos sectores, el de servicios sigue creciendo, de todo ello deberíamos tener conocimiento y sacar conclusiones.

Según un estudio reciente de la empresa Randstad, en los próximos años, vamos a tener 3,5 millones de desempleados, pero con la paradoja de que habrá 1,9 millones de puestos de trabajo cualificados por cubrir porque la formación no es adecuada, por actitud o por movilidad.

Lo he dicho en otras ocasiones y lo mantengo, la competencia clave ahora se llama flexibilidad y adaptación. Debemos adaptarnos todas y todos al mundo actual y prepararnos para afrontarlo. No es casualidad que dentro de los perfiles más solicitados en el mundo laboral los más cotizados e insuficientes sean los tecnológicos, los comerciales  y los que aporten valor.

La aspiración de todo ser humano deberá ser no aspirar a un empleo de por vida, porque ni la legislación, ni las normas ni la forma operativa del mercado, lo permite a la mayoría de empresas. Debemos aspirar a estar ocupados trabajando, pasar del “empleo por vida” a “la vida de empleos”. Obviamente la preparación, la determinación, el talento y especialmente la actitud son las que marcan tu futuro; éste parece ser el camino, y la suerte es que somos muchas mujeres y hombres dispuestos a hacerlo juntos, para llegar más lejos.

María Ángeles Tejada

Dtora Gral de Public Affairs de Randstad  y Presidenta de Fidem

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