Teorías

Gloria BellidoGloria Bellido

Es poco habitual que las noticias sobre descubrimientos científicos ocupen páginas en los periódicos y en revistas no especializadas, sin embargo, de vez en cuando, dichos descubrimientos son tan importantes que se convierten en noticias que le pueden interesar a toda la población.
 
Ese es el caso de los resultados de los experimentos que se llevan haciendo durante ya bastante tiempo en el CERN con los neutrinos, esas partículas subatómicas sin casi ninguna masa. Al parecer los resultados encontrados afirman que estas partículas viajarían por encima de la velocidad de la luz, algo incompatible con las teorías físicas actuales.
 
Los científicos han tomado estos resultados con escepticismo y el artículo que se ha escrito para comunicarlos se parece más a una solicitud de ayuda a la comunidad científica para encontrar el error que se ha cometido al hallar dichos resultados que una afirmación tajante de este descubrimiento.
 
Sin embargo, si se llegara a demostrar que los resultados son ciertos después de más investigaciones controladas, sería necesario un cambio en el paradigma imperante. Un paradigma es una especie de “gran teoría”, podríamos decir una visión de conjunto, en el que encajan  todas las demás teorías, investigaciones y técnicas empleadas. Una especie de cimientos sobre los que se construye todo el conocimiento. Pero, cuando muchos datos son contrarios a esa gran teoría, cuando el sistema no funciona y son demasiadas las cosas que hay que explicar por excepciones de la teoría o errores en las medidas, entonces no queda más remedio que destruir todo el edificio, incluidos los cimientos y volver a empezar. 
 
Algo así ocurre con nuestras teorías, aquellas que formulamos para explicarnos a nosotros mismos el mundo y nuestro comportamiento y el de los demás. Las necesitamos para funcionar, para hacer el mundo más comprensible y manejable pero, muchas veces, los datos en contra de ellas empiezan a acumularse y ya no funcionan más. Al principio iremos con cuidado, como estos físicos que no terminan de creer que son correctos los resultados encontrados; sin embargo, cuando muchas evidencias estén a favor de la excepción y no de la regla, no quedará más remedio que abandonar nuestra bonita teoría.
 
Esto se puede aplicar a múltiples ámbitos de la vida porque, si lo pensáis, tenemos teorías sobre casi todo: cómo funciona nuestro trabajo, en qué consiste la amistad, cómo se comporta una buena pareja e incluso sobre lo que es bueno votar en las próximas elecciones.
 
Lo importante es tener presente que estas teorías no son buenas o malas per se, sino que lo son en función de su utilidad y aplicabilidad en nuestras vidas. Cuando ya no lo son, lo mejor es alejarse del dogmatismo que nos hemos o nos han construido y empezar a desarrollar una nueva teoría, más sólida y fuerte.
 
Gloria Bellido

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