Liderazgo femenino en tiempos de COVID-19

SUSANA HIDALGO. SAGE

Conmemorar días internacionales es realmente importante para impulsar cambios en la sociedad cuando estos no se producen de manera natural. Por eso, precisamente, esta semana hemos celebrado el Día Internacional de la Mujer. Acelerar en el proceso de incorporar y visibilizar la contribución de las mujeres en el ámbito empresarial se hace necesario para potenciar ese 50% del talento que históricamente no ha estado presente de manera habitual en las líneas de mando.

Líderes inspiradoras, directivas y personalidades femeninas de renombre han dejado un impacto positivo y duradero en los diferentes sectores empresariales y en las personas que han trabajado con ellas, pero todavía queda mucho recorrido en el camino de la incorporación de la mujer en puestos de liderazgo en las organizaciones.

Las mujeres han tenido que trabajar duro para lograrlo en un período de tiempo mucho más corto que los hombres y, por lo tanto, se demuestra la importancia de esta reivindicación.

Esto es especialmente relevante en un momento en el que las mujeres de todo el mundo se han visto más afectadas por la COVID-19, ya que, en numerosas culturas, las mujeres todavía desempeñan en exclusiva el rol de cuidadoras y acompañadoras de las personas en las familias y en los grupos sociales de todo tipo, por lo que a raíz de la pandemia han optado por abandonar el mercado laboral.

El liderazgo femenino no es solo una victoria para la igualdad de oportunidades -y para mí no es esto lo más importante- sino que es una victoria para las empresas en su conjunto, porque seguirán disfrutando de la riqueza que la diversidad, en su sentido más amplio, proporciona a las decisiones estratégicas de las compañías.

El poder del liderazgo femenino en este nuevo contexto

La importancia de la diversidad en el liderazgo va mucho más allá de la equidad hombre-mujer y excede a la cuestión de género. Pero también, incluso desde esta perspectiva, afecta directamente al resultado de una organización, así como a la experiencia general de cliente, tanto en pequeñas como en medianas y grandes empresas. Las mujeres impulsan con fuerza la innovación ya que aportan perspectivas diferentes a las de los hombres, que marcan la diferencia cuando el cliente, por ejemplo, es una mujer.

Con un equipo directivo diverso la empresa puede entender mejor a clientes diferentes y responder a un mayor número de necesidades de sus empleados, además de aportar variedad en cuanto a perspectivas y experiencias, aspecto clave para la competitividad de una empresa. La incorporación de la visión femenina en la toma de decisiones es un ingrediente añadido a la fórmula de la innovación para alcanzar el éxito empresarial.

También es importante no limitar el discurso solo a las mujeres que trabajan en grandes organizaciones. Las Pymes y, en concreto, las nuevas micro-pymes juegan un papel fundamental en el incremento de la presencia de mujeres en la dirección de empresas.

Según datos del Global Enterpreneurship Monitor (GEM), el porcentaje de emprendedoras durante los últimos 15 años ha crecido del 2% al 6% en España, aunque todavía sigue tres puntos por debajo de los emprendedores.

Pero en esta época en la que cuidar de la salud y de la seguridad de las personas ha pasado a ser la prioridad absoluta de todas las organizaciones, de manera natural, e igual que muchas han tenido que volver a casa a cuidar de los suyos, el liderazgo “femenino” se ha convertido en protagonista. Liderar con empatía, asegurando el bienestar de nuestros equipos, aunque estemos lejos, preocuparnos por la salud mental de nuestros trabajadores, son elementos clave para seguir apostando por plantillas comprometidas y productivas. Eso sí, tanto mujeres como hombres están acentuando la importancia del desarrollo de estas competencias que van a ser esenciales para mantener el éxito de las empresas en el futuro que nos aguarda.

En definitiva, las mujeres son fundamentales para el éxito empresarial, especialmente en esta nueva era. Desempeñan un rol crucial para ayudar a las empresas a reevaluar sus procesos, adaptarse y transformarse en consonancia con una sociedad y una realidad cambiantes. Sin embargo, es necesario un entorno justo y flexible en el que seguir trabajando y mejorando en lo que respecta a la carrera profesional.

La pandemia de la COVID, como ocurre con el nuevo y fuerte impulso que está tomando la digitalización, tiene que suponer un salto mayor en la presencia y aportación femeninas al liderazgo de las empresas, que son, no lo olvidemos nunca, en un 99% pymes en un país como el nuestro, no un retroceso.

Si queremos más empresas, más innovadoras y más diversas, necesitamos también más mujeres al frente de las mismas aportando esa mirada diferente y transformadora de la realidad; una mirada, en definitiva, más abierta, comprensiva y empática, humana de dicha realidad.

Susana Hidalgo

People Director de Sage España y Portugal

 

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