Superar la ambigüedad

Decía la Madre Teresa de Calcuta que el día más bonito era “hoy”. La verdad es que no se puede ser más realista y ello me ha dado pie a plantearme las enormes dosis de realismo que debemos aportar las mujeres en el día a día, tanto en  nuestras empresas como en nuestra vida cotidiana y también en la familia.

Vivimos en sociedades que nos cuesta comprender; unas veces porque la velocidad del cambio no nos ha dado el tiempo de digerir lo que está pasando y otras porque, vivimos en un mundo en el que aún existen mujeres que viven en países, normalmente del tercer mundo, en los que las decisiones no solo son masculinas, sino tribales y contaminadas por radicalismos religiosos, que nada tiene que ver con la aportación que cada ser humano debería hacer a este mundo con la finalidad de dejarlo un poco mejor de como lo encontró.

angeles-TejadaA menudo reclamamos desde Fidem, o desde cualquier agrupación de mujeres emprendedoras y/o directivas,  un mayor protagonismo como colectivo en los círculos de decisión. Pretendemos que la mujer forme parte de las decisiones que en nuestro país deben crearse para mujeres y hombres, y que, normalmente, están pensadas con visión totalmente masculina.

La verdad es que en estos tiempos líquidos, que muy bien describe Zigmunt Bauman, es muy difícil mantener valores sólidos. De poco sirve la equidad, el respeto, la aceptación,  o incluso, la honestidad, cuando hay situaciones en las que falta el pan en la mesa. Para qué se va hablar de esfuerzo, cuando la mayoría de mujeres no ha dejado de luchar y esforzarse  toda la vida,  a menudo en balde, y sólo para poder hacer una comida al día.

Son tiempos en que los valores occidentales se han cuestionado y se han vuelto tan ambiguos y volubles como la misma sociedad. Existe un consumismo voraz con el beneplácito de los medios, incluso el discurso de políticos está focalizado en la negación de la persona. Se invade su intimidad con toda la tecnología posible, se manipula a los jóvenes para que no piensen y  la  televisión basura fomenta mostrar la vida íntima como un gran hermano vulgar, creando adeptos ausentes de criterio a los que se dirige hasta el punto de decirles lo que tienen que ponerse, lo que deben comprar y cómo han de ser.

Naturalmente crear empresas, en este entorno, no es fácil, pero quiero creer que somos fieles a nuestra visión y que gracias a esta tenacidad que tenemos todas las mujeres que un día emprendimos un primer proyecto, sabremos actuar con el suficiente realismo para saber que las cosas, cuando se trabajan funcionan.

También somos conscientes de que no hay que esperar demasiada ayuda externa más que la que podamos hacer nosotras, que la ruta más rápida no es siempre el camino correcto, que el mercado está ahí, frente a nosotras y que es como es y no como quisiéramos que fuera, que esta complejidad sirve para que seamos más creativas y que al final, una empresa tiene sentido, cuando soluciona algo para alguien.

Si creemos tener algo de este espíritu emprendedor, vale la pena intentarlo y también ser optimistas, ya que las mujeres estamos acostumbradas a los retos y aprendemos de los problemas. Sabemos que el peor error consiste en abandonar y sólo por eso, gracias a esta  perseverancia de  millones de mujeres, en decenas de años, hemos llegado hasta aquí y aunque no comprendamos muchas cosas que ocurren, podemos regalarnos nuestra sonrisa y mucho optimismo, que es el mejor remedio de todos los males.

 

Mª Ángeles Tejada

Dtora Gral de Public Affairs de Randstad y Presidenta de Fidem

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