«En busca de un calzado cómodo, diferente y elegante»

Licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, Rocío González ejerció como abogada en el sector sanitario y de seguros durante 10 años, hasta que decidió “abandonar las salas de juicios y despachos de caoba, por algo más creativo”, comenta.  Empezó compaginando la abogacía con su pasión, la moda que -confiesa- heredó de las enseñanzas de su madre, quien le transmitió el gusto por el estilo, la creatividad y la moda, y decidió emprender en el diseño del calzado femenino. Para ello, acudió a ferias y fábricas lo que le hizo formarse en el sector. Además, impulsó showrooms donde comprobó lo quería y necesitaba el público. La respuesta a todo ello ha sido Frambuã.

¿Podría hablarnos de Frambuã?

Frambuã nace en noviembre de 2015 en busca de un calzado cómodo, diferente y elegante. Me aburría el calzado que me ofrecía el mercado, y el que me parecía algo más bonito no era cómodo, así que siempre se quedaba en el armario.

Creo que el calzado puede dar mucha fuerza al look, ya que los complementos son el punto diferenciador, los que complementan y dan un plus a un outfit. Por ello, quería hacer un calzado que fuera diferente, elegante y llamativo a la vez, sin perder la calidad y comodidad en ningún momento. Los pilares de Frambuã son comodidad, calidad, diseño y precio accesible. Para Frambuã, el lujo es sinónimo de calidad, diseño, comodidad, funcionabilidad, y que el cliente lo note nada más verlo.

Como ha indicado, calidad, diseño y, sobre todo, comodidad. ¿Cómo alcanzan esa combinación?

En primer lugar, comodidad es lo más importante para que la clienta haga de Frambuã un básico imprescindible. No quiero que el cliente compre el calzado para que esté guardado en el armario y le coja manía porque le hace daño. Quiero que lo disfrute.

Por otra parte, calidad, tenía claro que las cosas tenían que estar bien hechas.

Y, finalmente, diseño, creo que le damos un toque diferente al calzado.

Todo esto es compatible con un buen estudio de la horma. Poco a poco estamos cambiando y valorando más nuestro producto hecho en España. Estamos tan saturados de producto “made in China”, o de mala calidad, que estamos volviendo a exigir calidad, artesanía y materia prima.

“Desde Frambuã elegimos las pieles, hacemos los diseños y después en fábrica crean nuestros sueños”

¿Dónde y cómo llevan el proceso de elaboración de sus calzados?

Desde el principio he apostado por fabricar a mano, de forma artesanal y en España. La calidad para Frambuã es prioritaria y para garantizarla es fundamental una relación fluida y cercana con el taller o los proveedores y, esto, es impensable a miles de kilómetros. ¿Por qué fabricar a miles de kilómetros cuando tenemos tan cerca a los mejores artesanos del mundo? Nuestro calzado está realizado en la zona de Levante, por artesanos que cuidan todas las fases del proceso. Desde Frambuã elegimos las pieles, hacemos los diseños y después en fábrica crean nuestros sueños.

¿Qué caracteriza a los materiales utilizados?

Creo que esa es una de las razones del éxito de Frambuã. Para cada modelo escogemos las mejores pieles, los detalles… y nunca se habla de precios. Eso viene después, lo hacemos de una manera tan personal, con tanto cariño y dedicación que cuando una clienta tiene unos de nuestros zapatos entre sus manos lo nota.

¿Qué caracteriza a su colección de primavera-verano?

El color y las mezclas de texturas.

¿Podría adelantarnos algo de su próxima colección?

Sí, es una colección muy salvaje y aún más atrevida.

La marca ha estrenado espacio de venta y showroom en el Barrio de Salamanca. ¿Qué acogida ha tenido desde su apertura?

Muy buena. Más de la que me esperaba, y me gusta mucho porque tienes la oportunidad de conocer a cada clienta, y ver que vienen al punto físico a por unas Frambuãs. O que vienen ya con unas puestas a comprar otras. No me acostumbro a ello y me emociono siempre.

¿Qué importancia tienen las ventas online?

Sin duda, tienen mucha importancia y es el peso pesado de la marca, ya que llegamos a más público. A la hora de empezar y que nos vaya conociendo la gente ha sido fundamental. Sin las redes sociales o el escaparate online, no hubiera podido empezar y llegar a gente que no vive en Madrid.  Sin esta herramienta, tendría que haber metido el producto en tiendas, lo que haría que tuviera que incrementar los precios por no tener los márgenes que exigen, o bien montar mi propia tienda física, lo cual me exigiría un desembolso inicial que no tenía. Está claro que somos una firma nativa digital: sin duda, el canal digital es nuestro principal canal de venta como comunicación. Nos ha permitido ser una marca accesible incluso en el extranjero. Teniendo todo esto en cuenta, no podemos negar que el punto de venta físico nos permite tener una experiencia más cercana con el consumidor y entender de primera mano sus necesidades y opiniones.

A nivel digital, de cintura para abajo, quitando calcetines, es más difícil vender online, ya que son prendas más de ajuste y las clientas dudan muchas veces con la talla, ¡cada pie es un mundo! Por ello, siempre ando investigando cómo romper con esas barreras dando facilidades en los gastos de envío, cambios de talla, plantillas, un trato directo para consultas y dudas.

¿Se han planteado dar el salto internacional?

Nos gustaría y tenemos varios proyectos encima de la mesa, así que… ¡en cualquier momento arrancamos!

¿Qué proyectos/objetivos tienen a corto y largo plazo?

A corto plazo, nos gustaría seguir creciendo, haciendo más grande el proyecto, generar más puestos de trabajo. Y, a largo plazo, queremos que Frambuã pase de padres a hijos, que sea una firma de referencia dentro de la historia del calzado español, y embajadora del “Made in Spain” fuera de nuestras fronteras.

Finalmente, y desde un punto de vista personal, ¿un modelo de Frambuã?

El modelo Duo (punta combinada) porque hace un pie estilizado, con clase y, además, puedo arriesgar más con las mezclas.

María Cano Rico