Profesionales poliédricos, inquietos e innovadores

 

Mar G. GordilloCommunity Manager, experto en branding personal, en e-Commerce o marketing digital, gestor de contenidos, diseñador de aplicaciones,… estas son las profesiones más demandadas hoy en día y ninguna existía hace una década. Entre las top ten de los próximos años se escribirán otras que a fecha de hoy no tienen nombre. Huelga decir que la tecnología avanza a ritmo trepidante y que a los profesionales del futuro, sean del campo que sean, se les presupondrán competencias en su uso. Serán nativos digitales. Tendrán las tecnologías inscritas en su ADN.

La gestión de grandes cantidades de información, la comunicación interpersonal y social, la compra, programar electrodomésticos, el ejercicio físico y el ocio personal y colectivo, el funcionamiento y gestión de las ciudades, el control y los tratamientos médicos,… todo estará bajo la sombra de la tecnología. Supeditarán el futuro y, por tanto, a los profesionales del momento.

La universidad tiene que afrontar este reto y debe decidir cómo hacerlo. Ha de elegir su modelo formativo y conviene que lo haga con sentido común. Difícilmente va a poder formar a sus estudiantes en tecnologías que no existían cuando iniciaron sus estudios y serán punteras u obsoletas antes de que los hayan terminado. Ese no es el camino. Debe formar profesionales poliédricos. Personas con altas capacidades para detectar oportunidades y aprovecharlas, conscientes de que su reciclaje debe ser permanente. Personas con un alto dominio de competencias transversales, aquello que es común a todos sus estudios. Personas versátiles, en definitiva, con capacidad de adaptación y aprendizaje, inquietas e innovadoras.

La universidad del presente hace su trabajo y lo hace bien. Los empleadores están satisfechos con la formación, sea de la rama que sea. No lo están tanto con la capacitación en esos otros aspectos que tienen que ver con defender un proyecto, trabajar en equipo, resolver problemas, tomar decisiones, expresión oral, capacidad de análisis, organización y planificación,… Los estudios demuestran que las empresas prefieren empleados con formación genérica: ingenieros, médicos, periodistas, biólogos, arquitectos,… esto los hace versátiles y formables en su propia cultura empresarial y en las especialidades que a ellas les interesen.

Como publicó Cinco Días citando al director de Deusto Business School, Iñaki Ortega, a comienzos de 2015, entre las profesiones del futuro estarán: consultor de Big Data, programador de aplicaciones, oficial de seguridad informática, experto en learning analitics, gestor cloud, arquitecto informático, ciberabogado, maestro digital, neuropsicólogo, nanomédico o médico ingeniero, artista digital y experto en 3D. Concretando, serán: ingenieros, sociólogos, comunicadores, arquitectos, médicos, abogados, docentes y diseñadores.

Una forma de afrontar este reto, y la tendencia ya se inició hace años, es apostar por dobles titulaciones que moldeen profesionales más versátiles: ingenieros con formación en bellas artes para fomentar la creatividad o abogados, periodistas y economistas con altas capacidades técnicas. Sin olvidar el desarrollo de esa otra capacitación no por transversal menos necesaria.

La duda metódica de Descartes debería estar de moda. Porque lo que hará profesionales en el futuro, lo que distinguirá al buen profesional, al innovador, al transgresor será el cuestionamiento constante de lo que le rodea, la capacidad de ver problemas resolubles mediante el conocimiento donde los demás solo ven inconvenientes.

Mar G. Gordillo

Directora del Secretariado de Prácticas en Empresa y Empleo

Vicerrectorado de Transferencia Universidad de Sevilla

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