Pongámonos en el caso

Maribel González GómezSoy una mujer a punto de cumplir mis cincuenta, pero pongámonos en el caso de que soy una mujer de veinte o treinta y tantos, sin estudios, terminándolos, o con ellos ya acabados. Pongámonos en el caso de que busco trabajo, estoy a punto de conseguir uno, o me han contratado recientemente. Pongámonos en el caso de que estoy tonteando con un amigo, acabo de empezar una relación más seria, o llevo ya unos años con mi novio. Pongámonos en el caso de que no tengo un euro, de que me dan, con dificultades, una paga en casa, o de que tengo una nómina de cuatrocientos euros.  Pongámonos en el caso de que vivo con mis padres, de que vivo con mis padres, o de que vivo con mis padres. Pongámonos en el caso de que me quedo embarazada.

–   Mujer, 23 años, acabando su carrera de Medicina, pensando en prepararse el MIR, vive con dos compañeras en un piso en Sevilla; este año el Ministerio le ha denegado la beca, su padre en paro, después de 28 años en la empresa que hoy mismo lo ha dejado en la calle, su madre limpiando en dos casas, por horas.  Sale con un compañero de clase desde hace tres meses. Los fines de semana los pasan estudiando y quedando en casas de amigos comunes para tomar unas pizzas, charlar y ver la tele. Hoy está callada, la mirada perdida, tiene frío aunque esté encendida la estufa y tenga una mantita sobre las piernas, tiene un nudo en la garganta, pellizcos en el estómago y una presión en el pecho que no la deja respirar. Después de la última clase, se pasó por la farmacia. Llegó a casa con las piernas temblonas. Está embarazada.

–  Mujer, 28 años; dejó sus estudios de bachillerato porque encontró un trabajo en una inmobiliaria y sólo tenía tiempo para atender a sus clientes. Lo hacía muy bien, aunque no dejó de ser mileurista. Su novio, desde hacía cinco años, se había marchado a  la construcción, ganaba por tres, y se la llevó;  compraron un pisito y un coche que era la envidia de  sus amigas del pueblo. Tuvieron un niño precioso. Se han vuelto, él  y ella en paro, intentan vender su casa porque no pueden con la hipoteca. El coche lo malvendieron. Ella ha empezado un Ciclo Medio de Gestión Administrativa, sigue buscando empleo, y él trabaja a destajo en el campo de su tío. En casa de los padres de ella ahora son siete: su madre, ama de casa, su padre, transportista, sus dos hermanos, uno en la ESO, otro que también se tuvo que volver por la crisis del ladrillo, y ellos tres. Hoy, al salir de la tienda de su prima Sole, se ha encontrado a su amiga de toda la vida y se ha puesto a llorar. Está embarazada.

– Mujer, 32 años, con dos licenciaturas, en Filología Hispánica y Geografía e Historia. Nivel C1 de Inglés y nivel B2 de Alemán de la Escuela de Idiomas. Ha presentado su curriculum en multitud de empresas españolas y extranjeras, y en todos los centros de enseñanza a los que ha tenido acceso; prepara oposiciones de Secundaria, pero  este año han salido poquísimas plazas. La acaban de llamar de una escuela privada del sur de Londres para una plaza de asistente de español; desconoce todavía las condiciones. Y, al mismo tiempo, le ha llegado vía email una oferta de una empresa automovilística alemana, para una sucursal a 500 kilómetros de casa, ofreciéndole un puesto de perfil administrativo, a tiempo parcial, cuyo primer requisito es tener disponibilidad absoluta para posibles cambios de turno según las necesidades de la empresa. No sabe si reír o llorar. Su pareja la dejó hace menos de un mes y pocos días después se sintió un poco extraña, le costaba abrocharse la falda y se despertaba con náuseas todas las mañanas. Hoy se ha hecho la prueba. Está embarazada.

–   Mujer, 38 años, auxiliar de clínica; forma parte del equipo de profesionales que se ha encargado de poner en marcha el Servicio de interrupción voluntaria del embarazo en su hospital. Ha sido testigo de la dura realidad de mujeres, jóvenes y no tan jóvenes,  que han tenido que tomar esta decisión. Sabe que el aborto, en determinadas ocasiones, no es el problema, sino la solución. Y teme el momento en que su servicio desaparezca, y otras mujeres busquen, por otros medios, esa misma solución.

En UGT Andalucía sabemos que la reforma de la actual Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo, supone un retroceso de casi treinta años en los derechos de las mujeres, y que, con ella, se da un paso atrás en la regulación de la práctica de un derecho reconocido desde el año 2010, con supuestos mucho más restrictivos, generando una gran inseguridad jurídica para los profesionales sanitarios encargados de practicar las intervenciones de interrupción voluntaria del embarazo, ya que se pueden ver inmersos en procesos judiciales en los que finalmente se condenen sus actuaciones profesionales con penas de cárcel e inhabilitación.

Esta reforma supondrá la vuelta al oscurantismo de la mayor parte de las interrupciones voluntarias de embarazo, una situación en la que se pone en riesgo la vida y la integridad de las mujeres al tiempo que se condena a la clandestinidad la labor de los profesionales que hoy realizan legalmente estas intervenciones.

En UGT Andalucía rechazamos el “Anteproyecto de Ley Orgánica para la Protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada”, por suponer una vuelta de tuerca más a los derechos de las mujeres en general, y de las trabajadoras en particular.

Maribel González Gómez, Secretaria de la Mujer de UGT Andalucía

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