Pero, ¿dónde están los líderes?

Mª Ángeles TejadaMª Ángeles Tejada

Imagino que cuesta reconocerlo pero una de las causas de la que está cayendo es, sin duda, la falta de liderazgo con que se ha llevado al país, especialmente en los últimos 20 años, o quizás más.
 
A lo mejor toca reflexionar, más que nada para hacer esto que está tan de moda, que se llama desaprender, aunque con lenguaje más humilde bastaría con aceptar, asumir y cambiar, como hemos hecho todas cuando nos equivocamos, porque reconocerlo siempre es mucho mejor que justificarlo y aunque sea feo hablar de culpas, a lo mejor la tenemos todos, y los que estaban delante, pues un poco más.
 
Es cierto que hemos creado “fábricas de líderes”. Algunas de nuestras escuelas de negocios son líderes mundiales en sus especialidades, pero lo que debería aceptarse es que los líderes nacen en la calle, después podemos meterlos en un centro de excelencia para que mejoren, aunque sólo sea para hacer mejor lo que ya “deben saber hacer” y…. ¿saben una cosa?… los tenemos enfrente durante toda nuestra vida y los negamos. Que sí, en serio, ¿recuerdan en primaria aquella chica que siempre levantaba la mano o aquella que se inventaba juegos cuando la pandilla estaba aburrida, la que hablaba mucho, la “preguntona” y hasta “la que recibía tortas por hablar más de la cuenta, ahí estaban los futuros líderes.
 
Y nosotras, sin enterarnos, votando a gente que se presentaba con una carpeta de políticos. Pero, si la FEN y todo lo que olía a política en la escuela, eran las auténticas “marías”, o es que… ¿no te acuerdas? Se aprende matemáticas, álgebra, organización, también ciencias para buscar la razón de las cosas, o historia para saber de dónde venimos, imprescindible para apuntar a dónde queremos ir, literatura para aprender a escribir con sentido y a comunicar mejor y hasta educación física, para estar en forma. Todo eso hace falta para ser líder.
 
Coincido con el responsable de CosmoCaixa, el Dr. Wagensberg, en su sencilla definición de tres cualidades que echamos de menos en los líderes: mucho estímulo, porque cuando optamos por hacer o no hacer, si podemos, nos relajamos y no hacemos; mucha conversación, ya que necesitamos comunicarnos para conocernos y sobre todo, saber escuchar mucho para enterarnos; y claro está, la comprensión, eso que nos lo digan a las mujeres porque todas lideramos más o menos la vida de otros, conciliamos, agrupamos, empatizamos, toleramos y sacrificamos para los nuestros. Yo añadiría otra más y se llama compromiso, porque sin él no hay proyecto que dure, la seguridad se gana con el trabajo bien hecho de cada día, pero la gente pone su talento y comparte su conocimiento, sólo si se siente reconocida y nada compromete más que un líder que sabe dónde va.
 
¿Cuántos líderes tenemos así? Puede que en las empresas y especialmente en las pymes, tengamos a una mayoría, porque no puedes emprender si no arriesgas y te inventas la ilusión todos los días, y porque además, debes contagiarla a otros. Pero por desgracia es difícil encontrar estas cualidades en la gente que no arriesga más que su vocación de mantener la silla durante cuatro años y me temo, que les cuesta mucho transmitir la ilusión y la confianza que tanta falta nos hace, porque ellos y ellas tampoco la tienen, y a diferencia de los que por fortuna trabajamos todos los días, nosotras estamos pendientes de hacerlo siempre un poco mejor, aunque sea para justificar el salario que nos paguen y esto sí, el enorme valor de la autoestima, por el gusto de hacer bien las cosas y, eso, no tiene precio.
 
Mª Ángeles Tejada
Directora General de Randstad  Public Affaire y Presidenta de FIDEM

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