Mujeres y sociedad del conocimiento: Epílogo

Fin del ciclo. Durante este año 2015, y en estas páginas, hemos abierto un espacio de reflexión sobre las Tecnologías de la Información y la Comunicación y la perspectiva de género.  Hemos transitado por la sociedad de la información y su impacto en la vida cotidiana: la salud, la educación, la discapacidad, el empleo y las relaciones personales y sociales. Y nos hemos preguntado si en este espacio de convivencia y desarrollo que es el universo digital los hombres y las mujeres tienen las mismas oportunidades, si persiste una brecha digital de género, si los datos y los análisis nos muestran una realidad igualitaria o si aparecen jirones de desigualdad. Es decir, si construimos a través de las TIC una realidad con nuevos patrones o si los viejos esquemas patriarcales se reproducen desde las nuevas plataformas.

¿Nuevas tecnologías para igual ciudadanía? La pregunta sigue abierta doce meses después, por eso este artículo lo proponemos como un verdadero cierre-abierto; como un epílogo. Según la Real Academia de la Lengua este término cuenta con, al menos, dos acepciones:

  • Parte final de un discurso u obra en la que se ofrece un resumen general de su contenido.
  • Conjunto de circunstancias o consecuencias que permanecen después de finalizada una actividad o proceso.

Nuestra idea es hacer que este artículo responda a las dos acepciones. Porque pretendemos que se convierta en un resumen final, pero también queremos que se formalice como parte de un proceso: el proceso de reflexión-aprendizaje que, a la vez que cierra un ciclo, abre otro.

Conclusiones algunas e importantes; por ejemplo, hay diferencias en los modelos de uso y la investigadora Cecilia Castaño ofrece datos de relevancia. En concreto, si se pone el foco en el estilo de compra a través de Internet, los varones están más interesados en adquirir productos relacionados con la tecnología y un tipo de ocio concreto (equipos electrónicos, equipos informáticos, software de juegos y otros tipos de software, ropa deportiva y películas). Las mujeres están interesadas en productos relacionados con el hogar, la familia y un ocio muy determinado: bienes del hogar, alimentación, alojamientos vacacionales y otros servicios de viajes.

No obstante, las redes sociales se han convertido en importantes vías para el ciberactivismo de género y encontramos destacados perfiles en Facebook y Twitter con perspectiva de género que están conectando voces de mujeres en todo el mundo y creando una red feminista y digitalizada que lucha por conseguir un mundo menos discriminatorio con las mujeres. La propia plataforma Mujeres en Red, creada por Montserrt Boix en 1997, constata esta nueva configuración  y analiza sus derivadas.

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Trinidad Núñez Domínguez

También desde 1997 la Comisión Europea en un encuentro sobre Las redes mundiales de la información: aprovechar su potencial, destaca que las tecnologías deben constituirse en una oportunidad para la ciudadanía porque potencian el emprendimiento, el aprendizaje, la educación. En este ámbito, hemos visto cómo en pocos años nuestras aulas han pasado de la pizarra al libro electrónico y cómo ya hay multiplicidad y diversidad de recursos tecnológicos que impulsan procesos de empoderamiento de las mujeres desde la coeducación, es decir, la educación con perspectiva de género.

La educación no sexista – on line y off line- es, sin duda, la principal herramienta con la que contamos para el cambio social y para hacer frente a ese lado oscuro de la red. Un lado oscuro que nos ha traído nuevos términos para los delitos de siempre, los más atroces: el sexting, la sextorsión o la violencia machista y sus mecanismos de control e imposición, dominio y superioridad (presentes en el mundo virtual, y tan dañinos como en cualquier mundo). Los hastags se nos quedan cortos para gritar una y otra vez #BastaYA contra toda expresión y toda manifestación de violencia contra las mujeres. Desde estas páginas reclamamos la toma de conciencia sobre la necesidad de un uso respetuoso y no violento de Internet, recordando que, según Naciones Unidas, hasta un 73% de la población femenina de todo el mundo que utiliza las redes sociales ha sufrido ciberviolencia.

La palabra tiflotecnología nos mostró en otro artículo cómo ayuda la tecnología a superar barreras,  a cercarle el paso a esa doble discriminación que supone ser mujer y discapacitada. Dos mujeres ciegas, Dolores García y Maite Espinosa nos abrieron los ojos a la superación, a la capacidad de estudiar y trabajar, de ganar autonomía e independencia con la ayuda de los recursos tecnológicos accesibles. Hay retos pendientes en este ámbito, pero el avance indiscutible nos impulsa a seguir eliminando desigualdades y ampliar horizontes.

También las mujeres hemos llegado al escenario de los videojuegos y el mercado se ha abierto para nosotras. De la inicial game boy, la industria se fija ahora en ese amplio porcentaje de jugadoras que va del 45% en algunos países al 52% en otros, como Reino Unido. Algunas heroínas “asaltan” las consolas, pero siguen mostrando patrones imposibles de cuerpos extremadamente delgados e irreales. Otra denuncia, las tecnochicas todavía están a la baja a la hora de crear: sólo el 16% de las mujeres en España son programadoras y destaca la baja tasa de ingreso de mujeres en carreras técnicas en general y en Informática en particular. Y dos homenajes con nombre propio para visibilizar mujeres en el área de la ciencia y la tecnología: Diana Afanador, española programadora de videojuegos y cofundadora de Corsegames y Ángela Ruiz Robles, que desde antes del siglo XXI inventó la enciclopedia mecánica y se erigió en precursora del libro electrónico.Fondo conocimiento2

12 meses para insistir en que hay que estar presentes en las TIC, nuestra presencia en el ciberespacio es crucial si queremos viralizar la igualdad. Por eso, remarcamos que las ideas que hemos propuesto y el análisis que hemos hecho han sido (tan sólo) una incitación a seguir aprendiendo, a seguir pensando, a seguir creando sobre las implicaciones entre los estudios de género y las tecnologías. Es evidente que siempre quedarán “autopistas de la información” por las que seguir circulando desde este prisma y siempre quedarán “redes que tejer” en este campo.

El cierre de este artículo, por tanto, es un cierre abierto a la provocación, a la recreación y a la necesaria intervención (con políticas adecuadas, con ideas empresariales potentes y con la acción ciudadanía). Lo que reivindicamos es la importancia de mantener una actitud activa ante cuestiones que importan tanto a una parte de la sociedad (a las mujeres) como a la sociedad misma. No puede ser de otra forma. Hablamos de justicia/equidad en el trato por parte del sector; hablamos de nuestro papel ante las tecnologías y del papel de la propia sociedad ante las mujeres en las tecnologías. Ni más ni menos.

Silvia Oñate Moya

Periodista

Trinidad Núñez Domínguez

Profesora de la Universidad de Sevilla

 

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