Mc Luhan y los marcadores sociales
Hace unos días conocí una encuesta del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) para conocer qué es para los andaluces el patrimonio cultural. Étos lo identifican con el olivo, el aroma, el habla y los paisajes. En cambio, los monumentos comienzan a perder fuerza frente a otros bienes y expresiones, como el aroma de los espacios, la gastronomía o los colores. El 15% de los participantes selecciona la Semana Santa como la manifestación cultural más relevante y a la Catedral de Sevilla o la Alhambra como los monumentos más destacados. Un denominador común es la elección de los propios andaluces como elemento central del patrimonio. Mientras, la Consejería de Cultura informaba sobre el nuevo Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía, donde aparecerán representadas y definidas las principales señas de identidad de los andaluces. Englobará tanto expresiones culturales, como rituales festivos, actividades culinarias, tradiciones orales, oficios y saberes. Se concluirá en 2012 y tiene como objetivos difundir una imagen de Andalucía desconocida y poco valorada; sensibilizar a los andaluces sobre la importancia de su patrimonio inmaterial; y salvaguardar la diversidad cultural. Además, esta Consejería ha iniciado los actos para promocionar y captar apoyos para la candidatura del flamenco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, presentado en agosto ante la UNESCO, que decidirá si se incluye o no en 2010. Por su parte, Wikanda, la primera wikipedia social de contenidos locales andaluces, cumplía dos años de vida con casi 81.000 aportaciones, entre artículos y fotografías de todas las provincias. Conceptualmente, el proyecto está planteado en ocho ‘wikis’ (o sitios web) provinciales, y un espacio regional. Los ciudadanos incorporan contenidos basados en su propia experiencia sobre fiestas locales, tradiciones, nombres de calles o personajes populares. En esos días, participaba en una Comunidad on line, sobre «Marcadores sociales y las herramientas bibliográficas para profesionales de la información», donde se analiza el «tagging», proceso por el que los recursos u objetos son descritos o caracterizados por las personas a través de tags (etiquetas), según su criterio personal y su entorno colectivo. El resultado es la Folksonomía, que puede contemplarse en webs sociales (bookmark), como Delicious, donde podemos guardar nuestros favoritos, es decir los nombres (marcadores sociales) con los que identificamos los espacios web donde encontrar a diario información. El tagging es seguido con interés por su enorme dimensión social y las enormes expectativas de comunicación que ofrece; pero también con preocupación, por el lenguaje no controlado que utiliza y por la manera en que afectará a la biblioteconomía.
En medio de esto, me acordé de Marshall McLuhan, al que todos los periodistas estudiamos en la carrera. Es el creador de numerosos conceptos sobre los medios de difusión masiva y la sociedad de la información, hoy muy populares, tales como la «Galaxia Gutenberg», la «aldea global», la diferenciación entre medios «fríos» y «calientes» y la descripción de los medios de comunicación como «extensiones» de la persona. Su perspectiva se ha llamado «determinismo tecnológico» y es considerado un auténtico visionario. En efecto, cuando McLuhan murió, la televisión por cable aún no era una realidad mundial, los habitantes de la ‘aldea global’ poco sabían sobre interactividad, e-books, multimedia, videoconferencias, etc., pero su obra nos ha dejado un marco teórico que nos permite estudiar y comprender la naturaleza de los nuevos medios que revolucionan la historia de la comunicación de la humanidad. Su pensamiento se iniciaba a partir de tres ideas: somos lo que vemos; formamos nuestras herramientas; y luego éstas nos forman.
Susana Muñoz