Mujer, paz y seguridad: una fructífera relación

Con motivo del aniversario de la resolución 1325, Mujeremprendedora muestra su apoyo a todas aquellas mujeres que dedican su vida a la resolución de los conflictos y la consecución de la paz

La resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas cumplió el pasado mes de octubre su décimoquinto aniversario. Una resolución que versaba sobre el efecto desproporcionado y las crueles consecuencias que los conflictos armados provocan en las mujeres, así como la importancia de su participación en una doble vertiente, para la prevención y solución de los conflictos y la consolidación y el mantenimiento de la paz. Posteriormente a esta, se han promulgado en el intervalo de seis años, entre 2008 y 2013, un total de seis resoluciones que analizaban la indisociable relación entre mujer, paz y seguridad.

Actualmente, somos protagonistas de un contexto que cada vez más se caracteriza por la inestabilidad y el extremismo. La cifra de personas refugiadas crece día a día, los conflictos armados se multiplican, el terrorismo ya no es noticia y la inseguridad sobrecoge a las personas allá donde estén. Las mujeres, junto a los niños, suelen ser las más afectadas por esta situación siendo objeto de discriminación, desigualdad y violencia. Pero, al mismo tiempo, tienen una importancia primordial en la resolución de conflictos y la consecución de la paz. Así lo ha demostrado un estudio reciente que señala “que la capacidad de las mujeres de influir en las negociaciones aumentaba las posibilidades de que se alcanzaran acuerdos, hacía más probable que se aplicaran y repercutía positivamente en la sostenibilidad de la paz”. En la misma línea, ONU Mujeres ha apuntado que “la experiencia de las misiones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas muestra que el personal uniformado femenino es esencial para ganar la confianza de las comunidades y ajustar las operaciones de paz para responder mejor a sus necesidades de protección”. Sin embargo, la intervención de las mujeres en los procesos de paz oficiales ha sido cuestionada a lo largo de los últimos años.

Michelle Bachelet, durante su etapa como directora ejecutiva de ONU Mujeres, trató de impulsar el protagonismo de la mujer en este tipo de cuestiones. Asimismo, su sucesora y secretaria general adjunta de Naciones Unidas, Phumzile Mlambo-Ngcuka, también ha situado esta materia entre sus principales prioridades. Así, el pasado 12 de octubre en un comunicado de prensa con motivo del aniversario de la resolución 1325 afirmó: “Las pruebas nos demuestran de manera inequívoca que las mujeres deben participar plenamente en las mesas de conversaciones para la paz, como negociadoras y responsables de tomar decisiones en un proceso mucho más inclusivo. Las mujeres deben tener la posibilidad de controlar dónde se necesitan los recursos, por ejemplo, para superar el trauma y las secuelas de la guerra, o dirigir asuntos prácticos para la recuperación como la restitución de propiedades y terrenos”.

En este mismo comunicado, ONU Mujeres indicaba que en 2014 el 88% de los procesos de paz en los que había participado la ONU habían contado con la participación femenina, mientras que tan sólo tres años antes esta cifra se situaba en el 50%. Asimismo, antes de la aprobación de la resolución 1325, el 11% de los acuerdos de paz hacía referencia a las mujeres o el género, un porcentaje que ahora se sitúa en el 27%. Aunque ha sido objeto de un ligero incremento, esta cifra debería ser aún más significativa.

Participación femenina en el panorama internacional

Esta tendencia ascendente de la participación femenina en los acuerdos de paz se ha visto reflejada en diversas regiones, por ejemplo en los Diálogos de Paz entre el Gobierno de Colombia, encabezado por Juan Manuel Santos, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), que han tenido lugar en La Habana desde octubre de 2012 con el fin de alcanzar un acuerdo de paz estable.soldier-870372_1280

De hecho, en agosto de 2014, la Mesa de Conversaciones abrió un espacio para recibir a delegaciones de personas que habían sobrevivido al conflicto y estuvieron representadas un total de 36 mujeres, el 60% por ciento de los participantes.

Por otra parte, las mujeres también han estado representadas en la mesa de negociaciones organizada para coordinar el proceso de transición y consolidar la paz en Mali tras el golpe de estado.

Además, también han tenido una importancia fundamental en la consecución de la paz y la seguridad en Afganistán o en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), en el que el contingente de Bangladesh, centrando en erradicar la violencia contra el género femenino, ha estado compuesto íntegramente por mujeres, con una cifra que supera el centenar.

Asimismo, más de un tercio de las personas encargadas de las negociaciones de paz entre el Gobierno de Filipinas y el Frente Moro de Liberación Islámica han sido mujeres. También en Burundi, las mujeres han constituido una red nacional de mediadoras para evitar los conflictos locales. De este modo, han actuado en un total de 129 municipios de Burundi y mediado en tres millares de conflictos locales en el presente año, con el fin liberar a manifestantes y presos políticos, promocionar la no violencia y el diálogo entre las comunidades divididas, entre otras cuestiones.

Tal y como indica ONU Mujeres, todos estos procesos en los que el organismo internacional ha prestado su colaboración no son casos aislados. De este modo, un estudio elaborado al albor del décimoquinto aniversario de la resolución 1325 muestra que la igualdad de género “mejora la ayuda humanitaria, contribuye al éxito de las negociaciones de paz y la sostenibilidad de los acuerdos y acelera la recuperación económica tras los conflictos”. Asimismo, las negociaciones de paz que cuentan con una mayor influencia femenina tienen más probabilidad de culminar con acuerdo duradero y estable.

En definitiva, la participación de las mujeres en los procesos de paz ha marcado un punto de inflexión, ya que es el origen de una paz más sostenible.

Por ello, gobiernos, organismos y comunidades internacionales deberían seguir fomentando la presencia femenina en línea con la resolución 1325 de Naciones Unidas sobre mujer, paz y seguridad, que se constituye como el primer documento formal del Consejo de Seguridad que exige el respeto de los derechos de las mujeres y su participación en las negociaciones de paz y en la reconstrucción posconflicto.

María Cano Rico

Fuente: ONU Mujeres. Naciones Unidas. Informe del Secretario General sobre las mujeres y la paz y la seguridad. 2015

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