El mar de Internet

 

Blaise Pascal decía: “La principal enfermedad del hombre es la curiosidad inquieta dInma-Sáncheze lo que no puede conocer”. Y eso me pasa a mí. Y mucho. Soy una persona muy curiosa y siempre quiero saber más. De todo. De cualquier cosa que caiga en mis manos.

Hace poco me pasaba con la serie Breaking Bad. Casi llegando al final, me puse a averiguar quiénes eran los actores principales, cuántos premios han ganado, por qué, qué es de su vida ahora… y más y más y más. Y así con todo.

Por ejemplo, estos días me despertaba con la noticia de que J.K. Rowling va a sacar un octavo episodio sobre el niño mago que le ha hecho famosa en el mundo. Y ahí que estaba yo buscando como loca de qué iba la historia, cómo iba a ser, si iban a sacarla en libro (porque va a ser una obra de teatro)… todo lo que podía preguntarme en esos momentos.

Y a todo ello debo dar las gracias a Internet y san Google como le suelen llamar. Todo, absolutamente todo, se puede encontrar buscando en la red. Cualquier cosa que imaginemos, ahí lo encontraremos, eso sí, haciendo las búsquedas adecuadas. Hasta a nosotros mismos, en un acto que, en una entrevista con un escritor, me llegó a decir que denominaba ‘ego surf’. Ahí es nada.

Internet nos ha abierto las puertas a un mundo totalmente desconocido que nos ayuda a saciar, sólo un poco, la tremenda curiosidad con la que nace el ser humano. Miles, millones de páginas con cualquier información que se nos ocurra la podemos encontrar, aunque, eso sí, tenemos que tener cuidado de dónde podemos llegar.

La web, como cualquier cosa que imaginemos, tiene sus puntos buenos y sus puntos malos. Por un lado, es un gran pozo de información; por otro, es un gran pozo de información. No, no me he repetido sin querer. Lo que diferencia uno de otro es que determinadas informaciones llevan a otros fines y hay que ser precavidos.

La búsqueda nos puede conducir a cualquier sitio, por eso debemos de tener cuidado con el camino que estamos llevando. Me explico. No sé si recuerdan, no pasó hace mucho, una polémica que hubo sobre unas páginas que ayudan a las chicas a reducir drásticamente de peso. En ellas, se enseñaban “trucos” para disimular los vómitos o dietas ‘milagro’, entre otras cosas.

Y entre esas, muchísimas más y de lo más variopintas. Por eso, hay que tener cuidado con las webs a las que se accede, y denunciar si hay algo que nos choca, que no veamos lógico o que no nos ofrezca una buena sensación.

Internet es como un gran mar y está lleno de peces. Sólo hay que saber cuáles son buenos ver y de cuáles es mejor mantenerse alejados.

 

Inma Sánchez

Periodista

Tags:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Periodismo
Constructivo