Las competencias femeninas

Mª Ángeles TejadaMª Ángeles Tejada

Creo que a todas la mujeres, y a mí personalmente, nos ilusiona saber que el primer homínido descubierto en la tierra, concretamente en Etiopía, sea precisamente una mujer y fuese bautizada por su descubridor como Lucy. En estos casi 3 millones de años, no llego a imaginar cuántos miles de millones de nuestras abuelas han gastado su vida, suspirando simplemente por una sociedad un poco mejor para los suyos, cuidando y gestionando su familia de una forma  justa y sin excluir a nadie.
 
Seguramente el ideal de  justicia social no sea una única prerrogativa de las mujeres pero la verdad es que nos hemos esmerado en practicarlo durante siglos, procurando no sólo dar vida, sino asegurando la supervivencia.
 
Hoy la mayor parte de la humanidad, casi un 80%, depende del trabajo de las mujeres y más de 4.000 millones de personas sobreviven en gran parte gracias al esfuerzo y al trabajo de las mujeres.
 
Puede que en los momentos en que vivimos, las competencias consideradas como más femeninas puedan tener más relevancia, quizás la comunicación sea más importante que la simple autoridad, es posible que sea mejor conciliar que enfrentarse, o a lo mejor preferimos tener una visión global de las cosas en vez de limitarnos a funciones concretas.
 
Quizás al final valga más convencer que mandar. Alguien dice que las mujeres somos intuitivas y empáticas, quizás sea para entender mejor a los demás y saber que conviene estar juntos en épocas de incertidumbre. Pero también se dice que hablamos mucho más, puede ser que sí, y que sea simplemente porque nos guste más convencer que ordenar y que sea más importante abrir puertas que cerrarlas.
 
Las mujeres nunca evitamos los conflictos pero hemos aprendido a gestionarlos para que nos tengan en cuenta en la sociedad actual. En otro caso no hubiéramos avanzado en el mundo del trabajo, por eso en los últimos 20 años hemos pasado de un 7% a un  21% en cargos de dirección intermedia en España, mayor crecimiento que el de algunos  países vecinos de Europa. Las cifras no siempre reflejan el trabajo realizado por muchas mujeres que han abandonado sus proyectos por atender a sus familias, personas con gran potencial que no han podido elegir, la cultura no siempre nos lo ha permitido.
 
En realidad todas respetamos los sistemas de cuotas, que a menudo se han debido imponer para  acelerar este camino de «normalidad», pero la verdad es que nunca nos ha gustado demasiado ninguna cuotas o preferencia, que no tengan que ver con el mérito personal, pues que yo sepa el talento no conoce de sexos, razas, ni edades. Al final sólo es cuestión de compromiso, y de eso sabemos mucho.
 
Mª Ángeles Tejada

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