Galeras encalladas
Encallado en el lodo de la burocracia y la falta de diálogo. Así se encuentra, a fecha de cierre de este artículo, el proyecto de rehabilitación de las Atarazanas Reales de Sevilla y su uso para la ubicación del CaixaForum Sevilla. Y si preocupante es que el proyecto del arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra se encuentre anclado en las aguas de la tramitación burocrática y la autorización para el inicio de las obras, más grave es la falta de diálogo que tanto éste como la entidad financiera que ha posibilitado el proyecto (Obra Social La Caixa) están demostrando ante la propuesta de modificación del mismo, realizada hace escasas fechas por la Fundación Museo Atarazanas.
El proyecto ‘Galea Magna Atarazanas’, presentado como complementario, promueve la recuperación de los Astilleros Medievales de Sevilla en tres de las siete naves que sobreviven en la actualidad y que no serán utilizadas por el nuevo enclave cultural. Para ello, se propone rebajar la cota del edificio en cinco metros y medio y recuperar la volumetría inicial del edificio, a fin de recrear en este espacio el proceso de construcción de las galeras medievales y posibilitar el estudio de los riquísimos restos que esto sacaría a la luz.
La negativa inicial de Vázquez Consuegra y La Caixa, argumentando que la propuesta complementaria es incompatible con el ‘alma’ del CaixaForum, es cuanto menos sorprendente, dada la experiencia y sensibilidad que han demostrado previamente, al tiempo que dice muy poco en favor de ambos. Las características del proyecto Galea Magna no pueden más que sumar al CaixaForum Sevilla, jamás restar, y esto es algo que no parecen haber entendido. Y lo que es más importante, las Reales Atarazanas de Sevilla no pueden ser jamás un ‘vestíbulo de paso’ de un contenedor cultural, como es el modelo CaixaForum, porque la singularidad del de Sevilla radica precisamente en el magnífico enclave en el que se ubicará.
Al tiempo, pone sobre la mesa diversas cuestiones. De un lado, si la fórmula adoptada por la Administración andaluza que -recordemos- cedió el edificio histórico como bien demanial por un período de 75 años a la Obra Social La Caixa era la más conveniente para el enclave. Y ello teniendo en cuenta que el objetivo primordial ha debido ser siempre rehabilitar íntegramente las Reales Atarazanas y que es la Administración quien debe velar y salvaguardar de la degradación a un edificio Bien de Interés Cultural, catalogado como Monumento nacional desde 1969 y propuesto para ser catalogado como Bien Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO http://es.wikipedia.org/wiki/Atarazanas_Reales_de_Sevilla). Una garantía ésta que no se aseguraba expresamente en el acuerdo firmado entre ambos en marzo de 2009.
Por otro lado, es cierto que sólo la aparición de la entidad financiera sacó del ostracismo y la degradación a este magnífico lugar, pero no es menos cierto que la Fundación Museo Atarazanas nació única y exclusivamente con el objetivo expreso de preservar este patrimonio de gran valor histórico y monumental y que ha luchado mucho para ello, impulsando a la Junta de Andalucía a sacar a concurso la puesta en valor de las Reales Atarazanas, abandonadas durante lustros.
En esta falta de entendimiento hay varios elementos esenciales, a mi juicio: el principal, la financiación del ‘Galea Magna Atarazanas’ (entre 5 y 8 millones de euros); de otro, la indefinición de la Administración pública que se encuentra entre dos cuerdas; el ego de algunos de los actores implicados; y finalmente, la pasividad de la ciudadanía sevillana. El diálogo es absolutamente necesario para resolver este conflicto, pero la implicación de la ciudadanía mucho más. No podemos permanecer impasibles mientras nuestro patrimonio y nuestra historia se van difuminando con el paso del tiempo. La rehabilitación conjunta de la Iglesia de El Salvador debe servirnos de ejemplo.
Susana Muñoz