Fusión de sentidos: viaje a la tierra del vino

A lo largo de la historia el vino ha ocupado un lugar verdaderamente destacado en muchas civilizaciones llegando, incluso, a adquirir grandes dosis de simbolismo en diversos ámbitos de las diferentes culturas. Como todo en esta vida ha pasado por épocas de decadencia a las que, después de la oportuna recuperación, han seguido momentos de prosperidad; pero es, desde hace pocos años, cuando la cultura del vino está gozando de un notable protagonismo desde la perspectiva turística.
 
Hacemos referencia al llamado turismo enológico o enoturismo, es decir, esa modalidad turística dirigida a fomentar y gestionar el patrimonio vitivinícola de una determinada área permitiendo al visitante conocer “in situ” todo lo que el mundo del vino concierne. La oferta, destinada a curiosos, interesados y/o amantes del buen vino, suele abarcar visitas guiadas a bodegas que permitirán al turista conocer en primera persona y con todo tipo de detalle los pasos a seguir en el proceso de su elaboración; aprender el arte de la cata contando con el asesoramiento y consejo de profesionales; excursiones para contemplar la belleza de los viñedos; visitas a museos especializados así como la asistencia a fiestas o actos en los que el vino sea el auténtico protagonista.
 
El enoturismo contribuye de esta manera a que nos acerquemos a la naturaleza y disfrutemos del vino en contacto directo con su contexto a través de la vista, el olfato, el sabor…; en definitiva, un único viaje en el que todos nuestros sentidos estarán a flor de piel.
 
Vanessa Calvo

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