En recuerdo de Don Luis

Gloria BellidoGloria Bellido

Cuando oigo hablar a la gente de sus profesores, muchas veces  escucho frases no muy alentadoras sobre la educación. Profesores de matemáticas que les han quitado a sus alumnos el poco gusto que tuvieran por los números, maestros de historia extremadamente aburridos, profesores sin ninguna ilusión ni gusto por la enseñanza o personas con muchos conocimientos pero incapaces de transmitir su saber.
 
A menudo  caemos en el error de pensar que enseñar es llegar a una clase, abrir un libro y explicar su contenido a un grupo de alumnos, que, de forma pasiva y más o menos silenciosa,  toman nota de lo dicho por el profesor.
 
La realidad es muy diferente. La mayoría de las personas aprenden el 10% de lo que lee, el 20% de lo que oye, el 30% de lo que ve, el 70% de lo que habla con otros, el 80% de lo que utiliza y hace vida real y el 95% de lo que enseña a otras personas. Eso nos deja un triste 20% en la mayoría de los casos.
 
Afortunadamente, la educación está dando pasos de gigante últimamente y cada vez se proponen nuevos métodos alternativos para transmitir el conocimiento. Sin embargo, esto que ahora es la novedad, los grandes profesores lo han siempre intuido.
 
Esos profesores que llegaban a clase dispuestos a escuchar a sus alumnos y no sólo a sí mismos, profesores que sabían que sólo mediante la experimentación directa se puede aprender de verdad, profesores que entienden que su misión no es exclusivamente enseñar lo que viene en el programa sino «educar» a sus alumnos en todos los ámbitos de la vida.
 
Por suerte para mí, he tenido a grandes profesores a los que recuerdo con cariño y respeto. Cada uno de ellos, además de su materia, nos enseñó muchas más cosas que se han ido revelando muy importantes en nuestra vida fuera del colegio.
 
El mes pasado nos dejó Don Luis Rey Romero, que fue director del colegio de San Francisco de Paula de Sevilla por muchos años. Yo tuve la suerte de conocerle personalmente, sin llegar a  ser su alumna, pero sí que lo he sido de muchos otros profesores que recogieron de él su dedicación a la enseñanza y su sabiduría.
 
El mundo de la educación tiene mucho camino por recorrer, pero hombres como Don.Luis ya han marcado la dirección a seguir.

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